SEGURIDAD PROFESIONAL | Page 39

¿Me darías algún ejemplos de cómo se aplica?

Imagina una gran empresa que está diseñando su departamento de Seguridad de Datos e

Información y necesita incorporar un técnico informático o programador a ese departamento. El

equipo de RR.HH de esa empresa hará el proceso de selección convencional y evaluará a los

posibles candidatos en cuestiones relacionadas con la formación, las aptitudes y las

competencias que esos candidatos tienen. Posiblemente elegirán a técnico muy competente

para desempeñar su cargo pero, ¿Se puede fiar la empresa de esa persona? ¿Es una persona

que en un futuro puede suponer algún conflicto para la empresa (robo, espionaje, sabotaje,

etc.)? Es precisamente este plus el que aportamos, nosotros evaluamos a ese candidato en

base a un protocolo de análisis de riesgo diseñado por nosotros, así, tratamos de identificar

índices psicológicos, de personalidad y personales que hacen que ese sujeto tenga más o

menos probabilidades de convertirse en un empleado conflictivo para esa organización. El

aumento exponencial del fraude y robo empresarial provocado por los empleados y los cada

vez más extendidos casos de sabotaje y espionaje industrial nos hacen pensar que, en

determinadas circunstancias, el proceso de selección convencional no es suficiente.

Algunas empresas pueden perder su reputación y poner en juego su supervivencia por este

tipo de sucesos. Si ocurre un incidente en la organización, por ejemplo un sabotaje de

instalaciones, nosotros analizamos el hecho y adaptamos técnicas de la investigación y el

profiling para identificar sospechosos y brechas de seguridad que han propiciado el acto, lo que

supone además una medida preventiva para futuros casos. Con nuestros análisis, la

organización tiene una información que complementa la valoración de competencias y

desarrollo profesional que suelen realizar los departamentos de RR.HH. Esto permite ser más

eficaces en la toma de decisiones, por ejemplo, cuando un proyecto empresarial necesita de un

equipo de empleados en los que se pueda confiar, que ofrezcan, además de competencia

profesional, honestidad y fidelidad para la empresa.

Hemos hablado de los delitos de “cuello blanco” que suelen ser

relacionados con la Psicopatía.

La mayoría de los sujetos que pueden diagnosticarse de psicopatía suelen estar socializados y

adaptados al ambiente en el que viven. Si no han vivido en entornos marginales y delictivos, es

muy probable que su “actividad” de psicópata no se vea reflejada en actos criminales de

violencia. Eso no quiere decir que no hagan daño, lo hacen y mucho. Su nula empatía por los

demás, su inoperativa emocionalidad y una falta de escrúpulo total que solo se guía por sus

propios intereses. Grandes multinacionales del sector de la banca, durante años, han

seleccionado a sabiendas este tipo de perfil porque entendían que eran los directivos más

adecuados para los objetivos de la empresa. Son personas frías, manipuladoras, que

persiguen sus objetivos por encima de cualquier cosa o persona y con un gran afán de poder,

tremendamente narcisistas y parasitarios, donde solo existe su mundo, sus reglas, él. Algunos

habrán reconocido en mi descripción a algunas de las personas que conocen, posiblemente a

alguno de los jefes que han tenido. Este perfil corporativo ideal que han buscado algunas

empresas, finalmente se ha vuelto en contra de ellas y eso lo podemos ver en algunos de los

protagonistas de la crisis económica que estamos viviendo, donde los psicópatas corporativos

han acabo mostrando parte de su idiosincrasia, la autodestrucción. No solo no es un perfil

positivo en el ámbito corporativo sino que es tremendamente perjudicial para cualquier

empresa. El psicópata es un egocéntrico que solo piensa en sus intereses, en los suyos

propios, cosa que tarde o temprano se alejará de los objetivos grupales de una organización.

Su capacidad de relación para con los demás, basadas en el engaño y la manipulación, son

fuente de conflictos sociales en el resto de compañeros y equipo, son destructivos con los

demás y no dudarán en hacer lo que sea, mentir, defraudar, acosar y manipular en una

empresa para conseguir sus intereses. Pero no solo lo harán con competidores externos, sino

que lo harán con sus propios compañeros, subordinados y jefes. Cuando ocupan altos cargos

políticos, institucionales o económicos, eso lleva acarreado la destrucción de una empresa o

del sistema económico de un país.