¿Me darías algún ejemplos de cómo se aplica?
Imagina una gran empresa que está diseñando su departamento de Seguridad de Datos e
Información y necesita incorporar un técnico informático o programador a ese departamento. El
equipo de RR.HH de esa empresa hará el proceso de selección convencional y evaluará a los
posibles candidatos en cuestiones relacionadas con la formación, las aptitudes y las
competencias que esos candidatos tienen. Posiblemente elegirán a técnico muy competente
para desempeñar su cargo pero, ¿Se puede fiar la empresa de esa persona? ¿Es una persona
que en un futuro puede suponer algún conflicto para la empresa (robo, espionaje, sabotaje,
etc.)? Es precisamente este plus el que aportamos, nosotros evaluamos a ese candidato en
base a un protocolo de análisis de riesgo diseñado por nosotros, así, tratamos de identificar
índices psicológicos, de personalidad y personales que hacen que ese sujeto tenga más o
menos probabilidades de convertirse en un empleado conflictivo para esa organización. El
aumento exponencial del fraude y robo empresarial provocado por los empleados y los cada
vez más extendidos casos de sabotaje y espionaje industrial nos hacen pensar que, en
determinadas circunstancias, el proceso de selección convencional no es suficiente.
Algunas empresas pueden perder su reputación y poner en juego su supervivencia por este
tipo de sucesos. Si ocurre un incidente en la organización, por ejemplo un sabotaje de
instalaciones, nosotros analizamos el hecho y adaptamos técnicas de la investigación y el
profiling para identificar sospechosos y brechas de seguridad que han propiciado el acto, lo que
supone además una medida preventiva para futuros casos. Con nuestros análisis, la
organización tiene una información que complementa la valoración de competencias y
desarrollo profesional que suelen realizar los departamentos de RR.HH. Esto permite ser más
eficaces en la toma de decisiones, por ejemplo, cuando un proyecto empresarial necesita de un
equipo de empleados en los que se pueda confiar, que ofrezcan, además de competencia
profesional, honestidad y fidelidad para la empresa.
Hemos hablado de los delitos de “cuello blanco” que suelen ser
relacionados con la Psicopatía.
La mayoría de los sujetos que pueden diagnosticarse de psicopatía suelen estar socializados y
adaptados al ambiente en el que viven. Si no han vivido en entornos marginales y delictivos, es
muy probable que su “actividad” de psicópata no se vea reflejada en actos criminales de
violencia. Eso no quiere decir que no hagan daño, lo hacen y mucho. Su nula empatía por los
demás, su inoperativa emocionalidad y una falta de escrúpulo total que solo se guía por sus
propios intereses. Grandes multinacionales del sector de la banca, durante años, han
seleccionado a sabiendas este tipo de perfil porque entendían que eran los directivos más
adecuados para los objetivos de la empresa. Son personas frías, manipuladoras, que
persiguen sus objetivos por encima de cualquier cosa o persona y con un gran afán de poder,
tremendamente narcisistas y parasitarios, donde solo existe su mundo, sus reglas, él. Algunos
habrán reconocido en mi descripción a algunas de las personas que conocen, posiblemente a
alguno de los jefes que han tenido. Este perfil corporativo ideal que han buscado algunas
empresas, finalmente se ha vuelto en contra de ellas y eso lo podemos ver en algunos de los
protagonistas de la crisis económica que estamos viviendo, donde los psicópatas corporativos
han acabo mostrando parte de su idiosincrasia, la autodestrucción. No solo no es un perfil
positivo en el ámbito corporativo sino que es tremendamente perjudicial para cualquier
empresa. El psicópata es un egocéntrico que solo piensa en sus intereses, en los suyos
propios, cosa que tarde o temprano se alejará de los objetivos grupales de una organización.
Su capacidad de relación para con los demás, basadas en el engaño y la manipulación, son
fuente de conflictos sociales en el resto de compañeros y equipo, son destructivos con los
demás y no dudarán en hacer lo que sea, mentir, defraudar, acosar y manipular en una
empresa para conseguir sus intereses. Pero no solo lo harán con competidores externos, sino
que lo harán con sus propios compañeros, subordinados y jefes. Cuando ocupan altos cargos
políticos, institucionales o económicos, eso lleva acarreado la destrucción de una empresa o
del sistema económico de un país.