SEGUNDA GUERRA MUNDIAL SEGUNDA GUERRA MUNDIAL | Page 15

Con las primeras lluvias de octubre, las carreteras rusas, no pavimentadas, se convirtieron en barrizales impracticables. En noviembre, las temperaturas alcanzaron los 32 grados bajo cero, reduciendo el material bélico a chatarra congelada y matando miles de soldados. A principios de diciembre, el avance sobre Moscú quedó definitivamente paralizado. Una vez más, la estepa rusa y el «general Invierno» parecían haber derrotado al temerario occidental que osaba aventurarse por sus inmensidades; lo mismo le había ocurrido, más de cien años antes, a Napoleón Bonaparte. Sin embargo, pese a las múltiples penalidades y a la imposibilidad de cavar trincheras en el suelo congelado, las tropas alemanas resistieron los contraataques rusos y mantuvieron sus posiciones.

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