-Pero me cuesta mucho trabajo expresarme cuando estoy
nervioso.
-Entonces escribe –contestó -. Escribe lo que te pasa, practica
en privado la lectura de cuanto escribiste y después reúnete con las
personas para leerles tu carta en voz alta. Eso siempre es una
buena estrategia que te permitirá hablar sin interrupciones y no
olvidar nada de lo que deseabas decir.
Se escucharon ruidos en la oficina. Tal vez mi padre había
llegado y pronto me llamarían. El miedo volvió a apoderarse de mí y
sentí deseos de llorar otra vez.
-Cálmate -me dijo lvi-. Tienes las armas para triunfar: úsalas.
-No estoy seguro... La última vez que vi mi sangre, no me
agradó el panorama.
Percibí un cosquilleo en el labio superior.
Me limpié con la mano. Estaba saliéndome sangre de la nariz.
El líquido rojo era casi transparente para mí. Ya no me mareé al
verlo, pero en el fondo rojo detecté gran cantidad de fuertes
soldados, andando de un lado a otro come ejército protector. Los
monstruos del mal, también estaban ahí, pero disminuidos y quietos
como si al fin hubiesen sido dominados. Un monstruo quiso
moverse y fue acribillado de inmediato.
-¡Guau! –dije -, ¡esto es increíble!
Me puse de pie para entrar al sanitario por un trozo de papel de
baño.
Cuando salí, Ivi ya no estaba. La busqué por la ventana No
había nadie cerca.
Volví a sentarme.
Saqué mi cuaderno y comencé a escribir una carta de defensa.
Tuve tiempo de redactarla y repasarla.
93