SANGRE DE CAMPEÓN Sangre de campeón | Page 73

amigo: tío, primo, vecino o incluso maestro. Los niños deben observar muy bien a cada persona, ver a los ojos y, sin ser miedosos ni exagerados, aprender a identificar las malas intenciones. No deben permitir que alguien los acaricie en sus piernas, pechos, o partes íntimas. Deben desconfiar de quien les pida que vayan con él a otro lugar o los mire con expresión extraña. -O sea, que un campeón tiene “presentimientos”. -Si pero, sobre todo, escucha y analiza mucho. No se deja engañar ni cree en nadie a la primera; sabe que casi todas las personas dicen mentirillas y tratan de convencer a los demás de lo que les conviene. Esto puede sonarte drástico, pero es cierto: Los seres humanos incurrimos en falsedades con frecuencia. Por eso, un campeón está alerta, examina y descubre las intenciones secretas de la gente. -Ya comprendí, pero no creo que hacer eso me sea fácil. -¿Por qué no? Todo, en la vida, se logra con práctica. Trata de hablar menos y escucha más. Procura moverte despacio y percibe todo lo que ocurre a tu alrededor. Usa tus sentidos. Conviértete en un verdadero observador. Me puso una mano sobre la espalda. Luego comentó: -Le dije al señor Izquierdo que te llevara a la escuela en su coche. Tal vez venga mañana. ¿Qué hacemos? -Dejaré que me lleve –contesté -. Voy a observarlo, como tú dijiste. Lo miraré a los ojos y trataré de sentir sus vibraciones. En la tarde te digo lo que pasó. -Felipe -dijo papá -, no es buena idea que te arriesgues. Si notaste algo malo en ese señor y en su hijastro, aléjate de ellos. -De acuerdo. Lo haré. A propósito. Hoy salí un rato. Cuando regresé, había cuatro ladrones tratando de entrar a la casa. Uno de 73