fue empeorando!, hasta que quedamos en el mismo nivel de juego.
Siempre empatábamos. Tiempo después, comencé a practicar con
un novato. Él subió de nivel y yo bajé, hasta que volvimos a quedar
empatados. Es una regla: Dos personas que juegan tenis todos los
días, acaban igualándose; el bueno se hará un poco malo y el malo
un poco bueno. Y así es en la vida: Si un muchacho perezoso se
hace amigo de otro muy dinámico, con el tiempo, el flojo comenzará
a ser más activo y el activo se volverá más flojo, hasta que se
emparejen. Si nunca dices palabras sucias, pero te juntas con un
majadero, él, por convivir contigo, se hará menos grosero y tú por
convivir con él, te volverás malhablado, hasta un punto en el que
los dos sean iguales. Se llama ley del balance. ¡Cultiva sólo amigos
que no tengan vicios, que no digan mentiras ni hagan trampas, que
no hablen mal de otros ni creen conflictos, que no sean groseros o
agresivos! El vicioso, siempre te llevará por mal camino, el
tramposo te obligará a mentir, el grosero te enseñará a maldecir y
el que habla mal de otros, hablará mal de ti. ¿Has entendido?
Dije que sí con la cabeza.
Llenó una hoja en la que me hacía responsable por los daños
del vestidor.
-Firma esto, por favor.
Lo hice.
-Ahora, vete. Cuando sepa el costo de los tubos, te lo haré
saber.
Salí de ahí con pasos lentos.
Mis compañeros estaban esperando. El gordo granoso me
empujó por el hombro. Casi me caigo.
-¿Por qué confesaste?
-Estábamos acorralados.
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