Todo lo que tenemos; la vida, la
luz, el techo, la comida, el trabajo, el
tiempo libre, los hijos, los padres, todo
nos ha sido dado…Si bien la opción
de sentirse agradecido está siempre
a nuestro alcance, a menudo nos
olvidamos y la pasamos por alto.
El autor contemporáneo John Demartini, en su libro
Efecto gratitud, ha ponderado las virtudes de la gratitud,
y como ésta gravita poderosamente en lo emocional y
lo espiritual. El afirma que no sentirse agradecido por lo
que uno hace y recibe es como ir con el freno de mano
puesto. “Si hay algún día en el que no puedas estar
agradecido por algo revísalo, y contémplalo desde otra
perspectiva con otros ojos, hasta que veas su propósito y
sientas gratitud. De lo contrario, acarrearás ese día al día
siguiente. En el futuro nunca podrás estar del todo pre-
sente porque te habrás quedado estancado en ese día.”
Se cuenta una inspiradora historia de una niña que vivía
con su familia en una villa remota de la India. A falta de
vivienda ellos estaban instalados en un vetusto autobús
abandonado. Un día ella recibe un visitante y le mues-
tra su “cuarto” que no era más que un compartimento
desvencijado del viejo vehículo. En una de las “paredes”
había un colorido tapiz. ¿No te ha parecido maravilloso
mi tapiz? Exclamó la niña. Lógicamente el visitante que-
dó boquiabierto frente a lo que acababa de escuchar; en
medio de paredes arrumbadas, esta niña increíblemente,
era capaz de destacar el colorido y la belleza del tapiz. Fue
una verdadera lección de vida y de gratitud.
Cada uno también puede aplicar esta lección en su propia
vida. Cuando enfrentas una situación difícil, da un paso
para atrás, cierra los ojos e imagina la belleza donde ves
rotura, ve a tu interior y visualiza perfección.
Lamentablemente este sentido de agradecimiento no
abunda en la vida moderna, y por ello se impone entrenar
nuestra mente para cultivarlo y desarrollarlo, valorizan-
do especialmente, la importancia de bienes intangibles
como la salud y la amistad. La verdadera gratitud es la
que emana del corazón, la que expande nuestra con-
ciencia y nos motiva a las más nobles acciones.
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La psicología moderna y las neuro-
ciencias coinciden sobre los beneficios
de la gratitud. Se ha destacado en
estudios recientes las consecuencias
favorables de una actitud de satis-
facción y contentamiento. Al expresar
sentimientos de gratitud se accede a
un nivel óptimo de neuroplasticidad,
lo que abre la posibilidad de rees-
tructurar nuestra mente, permitiendo
mejores conexiones de las neuronas
o células cerebrales. La conclusión:
no importa la edad, ¡siempre se está
a tiempo para cambiar y evolucionar!
En la vida ordinaria,
apenas nos damos cuenta
de que recibimos mucho
más de lo que damos, y que
es solo con gratitud que la
vida se enriquece.
En este sentido me parecen
sumamente interesantes las obser-
vaciones del profesor de Psicología
Robert Emmons en su libro: ¡Gracias!
Cómo la nueva ciencia de la gratitud
puede hacerte feliz.
Más allá de las disquisiciones filosófi-
cas acerca de la gratitud, este enfoque
multidisciplinario demuestra de qué
modo su práctica puede afectar posi-
tivamente los niveles de bienestar y
propiciar un enfoque optimista de la
vida. Emmons afirma que “la gratitud
es una impresión de encantamiento
que nos impulsa a dar las gracias y a
disfrutar de la vida”.