En verdad tengo el hábito de crear relaciones adver-
sas, hablar sin rodeos y construirme una muralla que
me proteja para no resultar herida. Racionalizo y jus-
tifico esto diciendo que soy directa y me pregunto
por qué la mayoría de las personas no lo son.
Cuando se
efectúan grandes
cambios, cada
pequeño cambio
es importante”.
Una maestra sabia me sugirió que, si con mi fran-
queza alejo a los demás, no me debían quedar
muchos amigos. Pero estaba sufriendo demasiado
como para poder escuchar su gentil consejo.
REPARAR EL ALMA
Estaba dispuesta a comenzar a cambiar mi hábito de
ser tan crítica y antagonista.
Cuando se efectúan grandes cambios, cada pequeño
cambio es importante.
Decidí cambiar mi energía de negativa a positi-
va. Me fijé el objetivo de crear más a menudo amor
y compasión como mi forma de ser. Mi intención
era brindar servicio a los demás, tanto a mis seres
queridos como a los extraños. Mi amiga me alentó,
señalando que cuando se efectúan grandes cambios,
cada pequeño cambio es importante.
Concreticé mi objetivo comprometiéndome durante
30 días a hacer una vez por día algo bueno por otra
persona. Treinta días es el período mínimo necesa-
rio para cambiar un hábito. Mi “práctica de bondad”
podía ser una simple sonrisa o un “hola”, pero quería
esforzarme más para crear mi nuevo hábito de ser
afectuosa y compasiva, paciente y entregada.
Me acerqué a la guardia de seguridad de mi trabajo,
que siempre tiene un aspecto gruñón, y me fijé cuál
era su nombre: Caty. Comencé a conversar con ella, y
descubrí que era una persona y no sólo un objeto que
me impedía avanzar porque tenía que mostrarle mi
tarjeta de identificación para poder entrar al edificio.
Ahora, cuando veo a Caty la saludo por su nombre,
le sonrío y cambiamos algunas palabras, lo que hace
que la interacción sea mucho más placentera.
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