Cuando mi madre fue diagnosticada
con un cáncer terminal en 1981 esto es
una de las cosas que ella hizo. Durante
el día, en lugar de irse a la cama, en
lugar de sentir pena de sí misma, pen-
sando en sus problemas, ella se ponía
a ver dibujos animados en tv. Ella
se sentaba y reía y reía. ¿Qué esta-
ba haciendo? Ella estaba soltando la
sanidad que Dios puso dentro de ella.
Si ella no encontraba algo gracioso
para ver, ella buscaba a mi hermano.
El siempre la hacía reír.
Tengo un buen amigo que es doctor. El me contó sobre
una joven que tenía un severo caso de fibromialgia. Lo
que se muy doloroso. Ella pasaba varias horas al día
en cama sufriendo. Tenía un cansancio crónico y cero
energía. Ella tenía una pésima salud física y emocio-
nal. Ella había pasado por momentos duros y vivía
básicamente una vida muy deprimida. El médico le dio
medicina para tratar su dolor pero ella sabía que solo
quitando los síntomas y no la raíz de todo. Después
de que habló con ella y se dio cuenta de lo deprimida
que estaba. Él le hizo una interesante pregunta. Él dijo:
¿Hace cuánto tiempo que no te ríes hasta llorar?
La joven lo pensó por un momento. Después le dijo
“Doctor, no me he reído así desde hace unos 30 años,
desde que era una niña”
Él dijo, “Bueno, esta es tu receta. Vas a ir a buscar la
película más graciosa que encuentres. Vas a ir a bus-
car el libro más gracioso que puedas leer y ríe lo más
que puedas”.
Cuando yo tengo un día duro y sien-
to mucha presión y tensión me duele
la espalda. En el centro de mi espina
dorsal puedo sentir este dolor y sé
que es por tensión. Yo hago lo que te
estoy diciendo que hagas. Voy a jugar
con mis hijos. Ellos siempre me hacen
reír. O me pongo a ver algo gracio-
so en la televisión. Invariablemente,
después de algunos minutos de estar
riendo ese dolor se va totalmente. ¡Es
como darse un buen masaje pero es
mucho más barato! La medicina que
estoy tomando ahora puede ahorrar-
te bastante dinero. Puede salvarte de
estar comprando píldoras para dor-
mir, tranquilizantes y anti-depresivos.
La risa libera la medicina
natural del cuerpo. No solo
nos da sanidad física sino que
la risa nos ayuda a fortalecer
nuestras relaciones.
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Ella empezó a hacer justo eso. En lugar de estar senta-
da sintiendo pena de sí misma, ella empezó a reír. Poco
a poco el gozo volvió. Ella cada día empezó a reír más
y más. Ella empezó a sentirse mejor. El dolor empezó a
menguar. Ella volvió a tener energía. Tres meses des-
pués regresó donde el médico para un chequeo. Él dijo
que el momento que ella entró al consultorio se dio
cuenta que algo era diferente. Había cierta luz en sus
ojos, una sonrisa en su rostro.
Ella le dijo, “Doctor, nunca me sentí tan bien en toda
mi vida”. Mes tras mes ella continuó reaprendiendo a
reír, eventualmente, todas esas enfermedades aban-
donaron su cuerpo.
Hay poder de sanidad
en la risa.
Te voy a dar una prescripción médica hoy: Cada día, al
menos tres veces al día, encuentra algo gracioso que
te haga reír mucho. Libera esas endorfinas de adentro.
Activa tus tranquilizantes naturales.
¡Asegúrate de estar tomando tu medicina!