Nada nos detiene, y cuando una persona nos
advierte sobre los obstáculos que encontraremos,
sentimos que seremos capaces de superarlos
fácilmente porque estamos en la etapa de la con-
quista, y seremos complacientes al máximo.
Al casarnos, la convivencia revela las imper-
fecciones que no habíamos visto en la etapa
del noviazgo. Dejamos de conquistarnos y des-
cuidamos los detalles que hacían agradable la
convivencia. Es cuando surge la decepción y
emerge el desencanto.
1.
SIGAMOS SIENDO NOVIOS
Hagamos que esas cosas maravillosas
que nos identificaban se mantengan.
Tratémonos con la gentileza y la deli-
cadeza con la que lo hicimos antes.
Dirijámonos a ella o a él con respeto,
como si le estuviéramos conquistan-
do todo el tiempo. Ser novios significa
cuidar los detalles, admirar las virtu-
des y disculpar los errores.
¿Eso significa que no somos el uno para el otro?
¡No! Simplemente ahora debemos trabajar el
amor, no a partir de las emociones que surgen
de la novedad, la conquista, y el enamoramiento,
sino a partir del compromiso. El amor crece por
el compromiso que adquirimos de hacer prevale-
cer lo bueno sobre lo malo, y de mantener intacta
la admiración aprendiendo a disimular lo que no
está bien para valorar las virtudes.
¿Qué podemos hacer para que la
relación progrese, y siga siendo
emocionante y agradable vivir juntos?
3.
2.
APRENDAMOS DE LOS DEMÁS,
PERO NO COMPAREMOS NUESTRO
MATRIMONIO.
NO IDEALICEMOS
Cuando idealizamos, lo hacemos
basados en las expectativas que tene-
mos de nuestro cónyuge. Cuando
estas expectativas no son cumplidas
podríamos llegar a decepcionarnos
con facilidad. Acepte a su cónyuge tal
cual es. No ignore sus momentos difí-
ciles, y reconozca que tiene defectos y
debilidades. Esto nos permite trabajar
en nuestro crecimiento personal para
mejorar junto a nuestro cónyuge.
Cuando admire un matrimonio, aprenda
de ellos, pero no se compare con ellos,
porque cada matrimonio tiene su pro-
pia forma de ser y su propio momento de
vida. El matrimonio es como una escultura
donde cada obra es única y diferente a las
demás. No se compare, ni compare a su
cónyuge con otras personas, porque eso
le robará sus fuerzas y la alegría de todo lo
que han conquistado por ustedes mismos.
Pero sí podemos aprender los unos de los
otros, y eso requiere una buena dosis de
humildad y madurez.
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