Sabiduría del Ser Nº. 3
Instituto Cultural Quetzalcoatl
Reflexiones:
DECLARACIÓN DE AMOR AL MEDIO AMBIENTE
Extraído de la Carpeta Informativa del Programa de las Naciones Unidas
para el Medio Ambiente.
Remontémonos al año de 1854... Franklin Pierce, quien fuera presidente de los Estados
Unidos de 1853 a 1857, trató de comprar las tierras
de una tribu piel roja. La respuesta a dicha
proposición fue formulada por el jefe Seattle, un
hombre que era filósofo y poeta sin saberlo, y
también un profeta que pudo prever el desastre
ecológico que provocaría el hombre blanco.
He aquí sus palabras . . .
¿Cómo se puede comprar o vender el
firmamento, ni aun el calor de la tierra? Dicha idea
nos es desconocida. Si no somos dueños de la
frescura del aire ni del fulgor de las aguas ¿Cómo
podrán ustedes comprarlos?. Cada parcela de esta
tierra es sagrada para mi pueblo. Cada brillante
mata de pino, cada grano de arena en las playas,
cada gota de rocío en los oscuros bosques, cada
altozano y hasta el sonido de cada insecto es
sagrado a la memoria y al pasado de mi pueblo. la
savia que circula por las venas de los árboles lleva
consigo las memorias de los pieles rojas.
Los muertos del hombre blanco olvidan su
país de origen cuando comprenden sus paseos
entre las estrellas; en cambio nuestros muertos
nunca pueden olvidar esta bondadosa tierra, puesto
que es la madre de los pieles rojas. Somos parte de la tierra y asimismo ella es parte de
nosotros. las flores perfumadas son nuestras hermanas; el venado, el caballo, la gran águila;
éstos son nuestros hermanos. las escarpadas peñas, los húmedos prados, el calor del cuerpo
del caballo y el hombre, todos pertenecemos a la misma familia.
Por lodo ello, cuando el Gran Jefe de Washington nos envía el mensaje de que quiere
comprar nuestras tierras, nos está pidiendo demasiado. También el gran Jefe nos dice que
nos reservará un lugar en el que podamos vivir confortablemente entre nosotros. El se
convertirá en nuestro padre y nosotros en sus hijos. Por ella consideramos su oferta de
comprar nuestras tierras. Ello no es fácil, ya que esta tierra es sagrada para nosotros,
El agua cristalina que corre por ríos y arroyuelos no es solamente agua, sino que
también representa la sangre de nuestros antepasados: Si les vendemos la tierra, deben
recordar que es sagrada, y a la vez enseñar a sus hijos que es sagrada y que cada reflejo
fantasmagórico en las claras aguas de los lagos cuenta los sucesos y memorias de la vida de
nuestra gente. El murmullo caer del agua es la voz del padre de mi padre. Los ríos son
nuestros hermanos y sacian nuestra sed; son portadores de nuestras canoas y alimentan a
nuestros hijos.
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Oct/Nov/Dic-1999 Página Nº.5