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Sabiduría del Ser Nº. 3 Instituto Cultural Quetzalcoatl El hombre que despierta la conciencia experimenta la tremenda verdad de que ya no es esclavo y, con dolor, puede verificar que las gentes que andan por las calles soñando, parecen verdaderos cadáveres ambulantes. Si este despertar de la conciencia se hace continuo mediante la íntima recordación de sí mismo de momento en momento, se llega entonces a la conciencia objetiva, a la conciencia pura, al aspecto vacío de la mente. La conciencia iluminada es fundamental para experimentar lo real y reducir al Yo pluralizado a polvareda cósmica; pero este estado está todavía al borde del Samsara (el mundo doloroso en que vivimos). Cuando se ha llegado al estado de conciencia despierta se ha dado un formidable paso, pero el iniciado continúa todavía desafortunadamente ofuscado por la idea monista, es incapaz de romper todos estos sutiles hilos que lo conectan a ciertas cosas, a ciertos efectos de tipo perjudicial, no ha llegado a la otra orilla. Cuando el iniciado desata los vínculos que en una u otra forma lo atan a la conciencia iluminada, llega entonces a la perfecta iluminación, el vacío iluminador, libre y enteramente insubstancial. Llegar al centro mismo de la mente, llegar al vacío iluminador, al conocimiento objetivo, es algo tremendamente difícil, pero no imposible, todo gnóstico puede lograrlo si trabaja sobre sí mismo. El vacío iluminador no es la nada, el vacío es la vida libre en su movimiento. El vacío es lo que es, lo que siempre a sido y lo que siempre será. El vacío está mas allá del tiempo y más allá de la eternidad. La mente tiene trescientos mil canales o centros receptivos, y cada clan debe vibrar al mismo tono sin esfuerzo alguno. La mente es de naturaleza femenina y está hecha para recibir, asimilar y comprender. El estado natural de la mente es receptivo, quieto, silencioso, como un océano profundo y tranquilo. El proceso del pensar es un accidente anormal cuya causa original se encuentra en el Yo pluralizado. Cuando la mente está vacía de toda clase de pensamientos, cuando la mente está quieta, cuando la mente está en silencio, los trescientos mil canales vibran entonces al mismo tono sin esfuerzo alguno. Cuando la mente está quieta, cuando la mente está en silencio, adviene a nosotros lo nuevo, eso que es lo real. Bibliografía: El Collar del Buda www.samaelgnosis.net Oct/Nov/Dic-1999 Página Nº.20