S O U L M A T E S (revista SasuNaruSasu) ESPECIAL NAVIDEÑO 2018 | Page 5

rior del apartamento y se apartó para que Naruto pudiera pasar. En cuanto en- tró se quitó la bufanda y el abrigo y se los arrojó; Sasuke solo rodó los ojos. El rubio exploró la residencia con mucho interés; le sorprendió ver que Sasuke lo compartía no con uno, sino con dos chi- cos japoneses que también iban a su uni- versidad. Juugo era más tranquilo que Suigetsu, y mucho más cortés; en un ges- to de amabilidad se ofreció a preparar té para el invitado inesperado, que para ese entonces se había desplomado en el sofá y contemplaba con algo de melan- colía el pequeño arbolito de Navidad que titilaba en una esquina de la sala. —Tuve que poner el nuestro yo solo este año-ttebayo – comentó con un puchero y luego dirigió una sonrisa pícara a Sa- suke –. Pero no te preocupes, traje tu re- galo. Lo tengo aquí mismo. Palmeó con satisfacción su maleta. Y Sa- suke se sentó a su lado tentativamente. Hacía casi seis meses que no se veían en persona, desde que Sasuke se había marchado al terminar la preparatoria. Abandonar Japón había sido como dejar la mitad de su cuerpo atrás, una sensa- ción fantasma de añoranza que nunca desaparecía; por algunas semanas tuvo que convencer a su mente de que no, na- da de su interior se estaba desgarrando o sangrando; eran puras imaginaciones suyas, un dolor que se aliviaba un poco cuando escuchaba la voz de su mejor amigo por teléfono o veía su cara en la pantalla de su celular. Desprevenidamente Naruto le rodeó los hombros con un brazo y le despeinó el cabello. Sasuke pretendió estar irritado por esta acción y le empujó ligeramente en respuesta; le fue imposible ocultar la pequeña sonrisa que se asentó en su ros- tro y fue a su vez correspondida por una del rubio, más radiante y expresiva. Se escuchó un click; cuando alzó la vista vio que Suigetsu les había hecho una fo- to y ahora les mostraba todos sus dientes con su característica risa de tiburón. —La guardaré para la posteridad. Y creo que Karin me pagará bien por ella, hehe. Naruto ladeó la cabeza. —¿Quién es Karin? Los dos respondieron a la vez. —Una compañera de clases. —Su acosadora personal. El rubio alzó mucho las cejas para des- pués poner cara de agonía. —No me digas que aquí también las chi-