Rumor de límites. Memoria del desasosiego (hacia las Pinturas Negras) FINAL DE LAS PINTURAS NEGRAS-QUINTA DEL SORDO | Page 80

80 una furiosa ironía, como un reírse del mundo, la risa del escéptico que sueña y vive sarcasmos y los quiere o necesita representar. Luego vendrían, cuando esté en Burdeos, la serie de dibujos lito- grafiados sobre la Tauromaquia, aún cuando previamente realizó agua- fuertes -treinta y tres- de la misma temática (1815), donde hace una crónica inmisericorde de las corridas de toros. Un retrato sociológico de la llamada Fiesta, donde el populacho trata de sacar adelante el gusto por la sangre, y olvidando la dureza cotidiana adentrarse en la orgía de sangre y brutali- dad que son las corridas. Es probable que, en Goya, amor y rechazo juga- ran por igual, pero es evidente que el friso que compone no está exento, ni economiza, escenas de una brutalidad propia de Los Desastres. Todos estos trabajos son como preludio de sus últimas fases estilís- ticas de pintor y donde alcanza la nota más alta como dibujante. Consigue crear vida, desasosegar, sobrecogernos, embrutecernos y liberarnos al mis- mo tiempo. Digo embrutecernos en la medida que nuestro mirar y ver en su obra nos penetra hasta hacernos cómplices. Obra pictórica.- La obra de Goya bien sean retratos, cuadros de género, motivos reli- giosos o mitológicos, tendrán un recorrido donde el trabajo ordenado, meti- culoso, rococó, neoclásico, romántico o expresionista que de todo hay, surge ya en su magnífico autorretrato de 1771, pero que irá superándolos en obras