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El tiempo de

León Benavente

Todo buen artista que se precie es capaz de meterse al público en el bolsillo y de conectar con él durante gran parte de su+s conciertos. Pues bien, la máxima expresión la estamos encontrando en León Benavente. El grupo formado por Abraham Boba, Eduardo Baos, Luis Rodríguez y César Verdú está llegando a su máximo esplendor como grupo en estos momentos. No son solo sus canciones las que enganchan al público, son ellos los que consiguen una destreza y una naturalidad en sus conciertos que hasta la canción más secundaria de su disco es capaz de mantener el entusiasmo y las ganas de seguir disfrutando de su público.

Parte del mérito de León Benavente discurre en el hecho de que se creen lo que hacen. La importancia de tener una seguridad en ti mismo capaz de interactuar con un público que quiere cantar tus canciones pero que necesita estar metida de lleno en la forma en la que su artistas disfrutan como ellos de la música. El grupo español ha sido capaz de llevarlo a cabo con su último disco (denominado “2”). Su gira, que comenzó el 8 de abril en Burgos y terminará el 9 de septiembre en Isla Cristina, está dejando patente que es el momento de este grupo de Indie Rock.

Llenazo en Joy

Su último concierto el pasado jueves en la sala Joy de Madrid fue uno de los puntos fuertes de la gira de León Benavente. Comenzaron con “Tipo D”, ejemplo de la fuerza y las intenciones que querían dejar patente durante la noche del 19 de mayo. Una de las canciones que más revuelo ha levantado por sus numerosas menciones durante sus poco más de tres minutos de duración. Palabras como Alemán, liberal, Bardem, Opus Dei, tarjeta black, cargo público... unidos a la frase “quiero que esto sea un hit” se metieron al público en el bolsillo activando lo que estaba por llegar.

Veteranos curtidos en mil y una batallas y a los que el éxito les ha llegado de manera tardía pero absolutamente merecida. No es una cuestión de querer tocar esas canciones, sino que pueden hacerlo, se lo han ganado. No es solo el último lleno absoluto de la sala Joy de Madrid, sino la percepción de que su música y su actitud ante ella están pidiendo a todas luces escenarios más grandes. Y eso que su gira aún no ha terminado.