2) El aprovechamiento o explotación del material: consiste en operaciones de
codificación (proceso por el que los datos son transformados en unidades que permiten una
descripción precisa de las características del contenido), descomposición o enumeración en
función de consignas formuladas previamente.
3) El tratamiento de los resultados, la inferencia y la interpretación: los resultados
obtenidos son tratados de manera que resulten significativos y válidos (representación gráfica de
los mismos). A partir de ellos el analista puede hacer inferencias y adelantar interpretaciones a
propósito de los objetivos propuestos o concernientes a otros hallazgos imprevistos.
Siguiendo a Bartolomé (1981, citado en Porta y Silva, s.f., p. 9), el análisis de contenido
debe evitar caer desde un principio en tres fuentes de error importantes:
• Extraer la palabra de su contexto.
• Arbitrariedad subjetiva en la categorización.
• Otorgar primacía a lo cuantitativo sobre lo cualitativo en la interpretación de los
resultados.
Se puede afirmar que el análisis de contenido se presenta como una técnica versátil que
permite la aplicación en diferentes campos como es el campo de investigación social, y también
como una técnica equilibrada, ya que se sitúa en un punto intermedio entre las técnicas
cualitativas y cuantitativas. En la presente investigación se trabajó con la categorización de
Gimeno (1995, pp. 153-166), para relacionar a cada una de ellas con los artículos y/o incisos en
los que haya correspondencia directa. Al momento de realizar las correspondencias resultantes se
consideraron las cualidades mencionadas por Bardin (2002, p. 27) para establecer buenas
categorías:
• Exclusión mutua: cada elemento no puede estar afectado a más de una casilla.
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