Al ver que allí no había nadie, subieron a la habitación para ver si el ladrón de su comida se encontraba todavía en el
interior de la casa. Al entrar en la habitación, papá oso dijo: "¡Alguien se ha acostado en mi cama!". Y mamá eso exclamó:
"¡Alguien se ha acostado en mi cama también!". Y el osito pequeño dijo: "¡Alguien se ha acostado en ella...!". Ricitos de
Oro, mientras dormía creía que la voz fuerte que había escuchado y que era papá oso, había sido un trueno, y que la voz
de mamá oso había sido una voz que la hablaba en sueños pero la voz aflautada del osito la despertó. De un salto se
sentó en la cama mientras los osos la observaban, y saltó hacia el otro lado.