En las Islas Malvinas todo es diferente. Desde el color de piel de los habitantes hasta la moneda que utilizan para realizar sus compras en el único supermercado de Puerto Argentino, “The West Store”, ubicado entre los dos hoteles más visitados: “Malvinas House” y “Water Front”. Las islas carecen de argentinidad, así como de cualquier estereotipo sudamericano que pueda recordar que este lugar ubicado en el sur del Océano Atlántico pertenece a Latinoamérica.
Caminar por Puerto Argentino es un contraste entre lo que uno siente y lo que ve. Sus casas tienen techos estilo inglés a dos aguas y de diferentes colores que se mezclan entre el verde de los árboles y los cercos de madera. Además, los vehículos circulan en sentidos opuestos, creando una sensación de vértigo para quienes no están acostumbrados.
Los conductores manejan despacio en las angostas calles de la ciudad, pero muchos giran a la misma velocidad. Al frente, sobre la costa, se ven los patos y algunos gansos que deambulan sin destino, caminando como dueños del lugar que son, ya que a los isleños no se lo ve descansar en la costa del pueblo. Es raro, el paisaje es hermoso y cuando el sol aparece el cristalino mar embellece aún más la postal. Si uno se acerca a la orilla puede ver las piedras bajo el agua y si tiene fortuna, también algún pez de pequeño tamaño pero de un atractivo color rojo.
En las islas amanece temprano. En marzo, el sol aparece alrededor de las 6 de la mañana, cuando todavía todo es silencio en la ciudad. Cerca de las 7, se inicia el movimiento; cada uno en sus vehículos 4 x 4 se dirige a su trabajo. Sólo hay dos mini cooper y una moto de baja cilindrada.
Diferenciar, en Malvinas, es una tarea fácil en medio de los 3.000 habitantes que suelen frecuentar las mismas zonas y en los mismos horarios. Las caras se repiten en el supermercado, también en la calle mientras se camina y a veces por la noche también en el bar, donde los frecuentes bebedores concurren alrededor de las 19.
La vida es distinta. El calendario escolar comienza en setiembre y según explicó Darren Christie, de Medios y Relaciones Públicas del gobierno, a Diario Patagónico, en las escuelas se enseña español, pero no la historia de Malvinas ya que se rigen por los contenidos que envía el gobierno británico, donde por supuesto no se enseña la historia de las remotas islas del Atlántico Sur que hace 30 años motivaron una guerra de 72 días.
Sin embargo las Malvinas comenzaron a ser importantes para los británicos a partir de 1982. El fuerte respaldo que permitió impulsar la pesca y acrecentar los ingresos de la economía también dio lugar a la llegada de inmigrantes, principalmente de Santa Elena, de Chile y de Perú, quienes se dedican a trabajar en los pubs, comercios, hoteles y en la pesca.
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