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RETRATOS La historia comienza en La Guaira, Venezuela, a 30 km de Caracas y enmarcada por las playas del mar Caribe. Su padre quería que siguiera la tradición familiar y se convirtiera en pelotero, pero su relación con la bola y el bate nunca fue tan fruc- tífera como con la tumbadora y su cuero. La historia comienza en La Guaira, Venezuela, a 30 km de Caracas y enmarcada por las playas del mar Caribe. Su padre quería que siguiera la tradición familiar y se convirtiera en pelotero, pero su relación con la bola y el bate nunca fue tan fructífera como con la tumbadora y su cuero. En su familia no había músicos, pero en su casa desfilaban instru- mentos de amigos y conocidos que le permitieron afianzar sus inicios con el cuatro venezolano y la percusión. Todo cambió cuando se muda a la ciudad y comienza a tener contacto con las pandillas de los barrios, la delincuencia y las armas. Preocupada por la nueva situación del pequeño Felipe, su madre lo lleva y lo escolta hacia unos talleres musicales ofrecidos por el gobierno e impartidos por músicos profesionales, a los cuales les sobraba talento, pero según cuenta, les faltaba un poco de "empatía pedagógica". La falta de espacio y de instrumentos no fueron impedimento para el grupo de niños y adolescentes que encontraron en la música su boleto de salida para la vida de pandillas. Después de eso, todo fue creación, grabación, giras, el tres, proyectos nuevos y el despegue de una carrera musical que lo llevaría a tocar en los mejores escenarios de Venezuela, rodeado de las grandes figuras de su país y del Caribe. El proyecto es una forma de regresar a la música un poco de todo lo que a él le dio, organizando talleres musicales en colonias populares. Músicos profesionales comparten su conocimiento y su tiempo con los niños y jóvenes que se acercan al taller. Les ofrecen otras formas de divertirse, de aprender, de conseguir respeto dentro de la comunidad, de generar identidad grupal, y sobre todo, les regalan su confianza. "No estoy inventando nada, lo hago así porque yo lo viví y yo soy la muestra de que esto funciona", nos cuenta mientras lamenta el escaso apoyo que ha tenido su proyecto por parte de las autoridades. Felipe confía en la gente, en el arte, en la educación y en la música. Hace tiempo que los usa como bandera, espada y mandoble para pelear desde su trinchera y hacer de este mundo un lugar más agradable. Maestro, amigo, músico virtuoso, hombre lúcido y de trato amable. Siempre dispuesto a recibirte con una sonrisa. Felipe es parte fundamental de la escena musical y pedagógica de nuestra ciudad. P.D. Si no lo han visto tocar, no saben lo que se están perdiendo. En 1998 llega a la Ciudad de México para realizar un postgrado en pedagogía. A la par continúa con su carrera musical y pronto se integra a la escena nacional. Finalmente llega a Querétaro y arranca hace seis años con su escuela de música latinoamerica- na:"Quitiplá", a través de la cual ha arrancado y sostenido desde hace tres años un nuevo proyecto llamado "Manos Libres". 7