ARTÍCULO
—¿ Ya vieron el video del negro que se cae de la silla ? — Papá . Todo el mundo lo ha visto — repuso Natalia , la única voz con autoridad para dirigirse a ese tipo . — Lo veremos de nuevo , mi amor . Yo creo que tu novio no lo ha visto . Como todo el día está pensando no tiene tiempo para divertirse .
Reprodujo el video mientras alzaba la tablet para que todo el mundo pudiera verla . Había un tipo de unos veinte años sentado frente a una mesa . Saltaba como un chiquillo mientras sostenía las patas de la silla . Cantaba una canción tonta que no reconocí . Después de algunos segundos , tras un crujido sonoro , su asiento se transformó en un montón de madera parecido a un huacal destrozado . El ocupante de la silla cayó de cara . Quienes habían grabado el clip lanzaban alaridos burlones , mientras que el protagonista se cubría el rostro . Además de las risas del video , había una que sonaba el triple de fuerte que cualquier sonido venido de la tablet . Sí , la risa del Toro . Golpeó la mesa de un modo frenético . Su palma martilleaba sobre el mantel y hacía temblar a las copas y los platos . Toda la gente sonreía en silencio para beneplácito del orgulloso vendedor de alfombras .
— Tavito , ¿ podrías hacer lo mismo ? — preguntó El Toro recuperándose de sus carcajadas . Lanzó la interrogante a su hermano : el tío Tavo . Natalia me había hablado de él . Tenía muchísimos problemas económicos . Tuvo que vender su casa y su auto . Estudió Letras hispánicas . Parecía que siempre estaba nervioso . Sus ojos titubeaban como si le pertenecieran a un pajarito huérfano .
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