Señala Wenger que la comunidad se despliega alrededor de una identidad compartida sobre un tema determinado y La comunidad y y sus miembros interactúan sobre los temas de interés a lo largo del tiempo construyendo lazos fuertes. Las comunidades van construyendo una cultura compartida, un modo de pensar, de participar, de crear y recrear prácticas que a la vez fortalecen el sentido de pertinencia.
Las tecnologías pueden recrear dichas comunidades y fortalecerlas. Las redes abren a la participación, fortalecen lazos y generan formas de “inteligencia colectiva” (Levy,2004) cuando hay préstamos cognitivos de las mentes involucradas, esto es, se consolidan con cierta permeabilidad espacios más abiertos de prácticas que van construyendo un modo de pensar proyectos educativos. La comunidad de práctica, entonces, se vuelve permeable a los cambios cuando concebimos las aulas como espacios “porosos” (Lion, 2012), es decir, espacios que tienden puentes entre el afuera y el adentro; clases que se piensan expandidas; que articulan contenidos; que trasvasan los límites que imponen curricula y contenidos y como decíamos, se conciben como experimentales y plausibles de fortalecerotro tipo de aprendizajes. Esto abre iniciativas de creación que se comparten con colegas y otros miembros de la comunidad de práctica; se consolidan con expertos en espacios tanto formales e informales y se hacen públicos al afuera, como el caso de esta publicación para que sean interpeladas en comunidades más amplias. No es fácil dar a conocer lo incipiente. Pero más difícil es resguardarlo sin darle oportunidad de diálogo.
Desafíos: lo que vendrá
Difícil saber qué será de las escuelas en los próximos años, qué perfil de alumno necesitaremos para qué sociedad, con qué conocimientos y habilidades cognitivas. Sin embargo hay algunas certezas: el lugar central de los docentes como tejedores de grandes historias, relatos que emocionen y generen una enseñanza poderosa (Maggio, 2012), que conmueva y perdure en las mentes de nuestros alumnos; la necesidad de pensarnos colegiadamente con estrategias que nos fortalezcan tanto como colectivo de docentes como desde un enriquecimiento en nuestras trayectorias profesionales personales; la relevancia de diseñar proyectos que transformen las prácticas y las transporten en el pasado, presente y futuro, anticipando, experimentado y creando puentes con nuestra imaginación. Es por eso que esta revista, invita a leer estos hilos que se comienzan a tejer, ideas que nos permiten proyectar; que dan cuenta de la fuerza de la comunidad de práctica de la escuela; de la potencia de revisar las prácticas y comenzar a escribir la propia historia de las tecnologías con sentido pedagógico.
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