Bienestar
Tan venenosas como una rana fluorescente en el Amazonas, tan radioactivas como Chernobyl, tan peligrosos como el mercurio. Así describimos la mayoría de veces a las personas que nos rodean y que siempre tienen malas intenciones, energías negativas y una perspectiva de un mundo caótico. En diferentes lugares los llamamos “mala leche”, “aguafiestas”, también “criticones” o “cenizos”, pero ninguna tan famosa en los últimos años para describir de forma perfecta a esos seres como la expresión: “tóxico”.
No es el destino, ni la vida que te quiere ver sufrir, al igual que tú, todos hemos sido cómplices de esas malas relaciones que no necesariamente son de pareja. Por ejemplo, esa amiga posesiva que no te deja abrir tus relaciones sociales encerrándote únicamente en su vida, o la que te miente para obtener algo a cambio y al final termina destruyendo ese muro de confianza, respeto y amor.
Según lo dicho por la psicóloga,
Mery Hernández, especialista en
medicina y salud, si partimos de
lo que se conoce como buena
relación en todo el sentido, esta
debe partir desde el respeto, la
admiración y la tolerancia; sin
embargo, hay que tener cuidado
con esta última característica,
¿por qué?, hay momentos
en que esa tolerancia se
confunde con pasar actitudes
que van en contra de la mayoría
tus principios o simplemente
incomodan. Por ejemplo, si
alguien te grita muy fuerte
y la excusamos con famosos
argumentos como “oh, ese
es su genio”, “ no pasa nada,
estaba de mal humor” o “fue
mi culpa que se enojara”,
son el combustible perfecto
para lo que llamamos:
una relación tóxica.
Es inevitable ignorarlos, evadirlos o hasta alejarlos pero, ¿te has preguntado si esa persona eres tú?
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