Revista Áurea Ed. 1 | Page 6

Bienestar

Tan venenosas como una rana fluorescente en el Amazonas, tan radioactivas como Chernobyl, tan peligrosos como el mercurio. Así describimos la mayoría de veces a las personas que nos rodean y que siempre tienen malas intenciones, energías negativas y una perspectiva de un mundo caótico. En diferentes lugares los llamamos “mala leche”, “aguafiestas”, también “criticones” o “cenizos”, pero ninguna tan famosa en los últimos años para describir de forma perfecta a esos seres como la expresión: “tóxico”.

No es el destino, ni la vida que te quiere ver sufrir, al igual que tú, todos hemos sido cómplices de esas malas relaciones que no necesariamente son de pareja. Por ejemplo, esa amiga posesiva que no te deja abrir tus relaciones sociales encerrándote únicamente en su vida, o la que te miente para obtener algo a cambio y al final termina destruyendo ese muro de confianza, respeto y amor.

Según lo dicho por la psicóloga,

Mery Hernández, especialista en

medicina y salud, si partimos de

lo que se conoce como buena

relación en todo el sentido, esta

debe partir desde el respeto, la

admiración y la tolerancia; sin

embargo, hay que tener cuidado

con esta última característica,

¿por qué?, hay momentos

en que esa tolerancia se

confunde con pasar actitudes

que van en contra de la mayoría

tus principios o simplemente

incomodan. Por ejemplo, si

alguien te grita muy fuerte

y la excusamos con famosos

argumentos como “oh, ese

es su genio”, “ no pasa nada,

estaba de mal humor” o “fue

mi culpa que se enojara”,

son el combustible perfecto

para lo que llamamos:

una relación tóxica.

Es inevitable ignorarlos, evadirlos o hasta alejarlos pero, ¿te has preguntado si esa persona eres tú?

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