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Hugo A. Concha Cantú

El tema que me toca abordar es la manera en que el Sistema Nacional Anticorrupción( SNA) está conectado, vinculado o afecta a la impartición de justicia de nuestro país. Como suele suceder con los títulos de las conferencias académicas, ponemos títulos elocuentes, muy interesantes pero a la hora de bajarlos y aterrizarlos, sobre todo para un público como son ustedes, un público práctico que busca encontrar solución a problemas muy concretos, es un tema complicado. También tengo que decir que en el mundo académico es muy común hablar de complejidades, muchas veces hablar de complejidades es una forma bonita y elegante de decir“ no sé por dónde”.

Voy hablar de complejidades de una forma un poquito más legible. Quiero decir simplemente que el problema que tenemos enfrente, el Nuevo Sistema Nacional Anticorrupción, es en sí mismo complejo. Y como si esto fuera poco me piden que lo relacione con otro universo igualmente complejo. Por eso tengo que hablar de complejidades.
Primero, y como resumen para calentar motor, hablo de la complejidad del cambio. Voy a señalar dos cosas: la complejidad del cambio y la complejidad del contexto. ¿ Qué quiero decir con complejidad del cambio? Simplemente que hay un cambio de paradigmas con el fenómeno de la corrupción y esto lo debemos tener muy claro. La creación, la lógica, la racionalidad, que está atrás del nuevo Sistema Nacional de Anticorrupción es una lógica totalmente nueva en nuestro país.
La corrupción no es nueva. Si uno se pone a leer historia de la Nueva España comprueba que la corrupción ya estaba muy presente. La manera como se administraba la colonia desde el del otro lado del océano propiciaba, incentivaba incluso, que se dieran prácticas malsanas en la administración y el gobierno. Ya desde entonces había problemas muy serios de corrupción que además están muy bien documentados por historiadores que ven ese periodo como un antecedente de la vida nacional.
Ya en la vida nacional mexicana qué les puedo decir. Entre luchas y luchas, en el siglo XIX lo que menos se cuidaba era la probidad en el manejo de los recursos, la manera de cuidarlos. Muchas veces por las urgencias que tenían los grupos para sobrevivir o ganar la partida en distintos golpes de estado a los grupos contrincantes, no necesariamente ponían mucha atención en portarse diligentemente, como el deber normativo implicaba.
Lo que quiero decir es que la corrupción no es nueva, pero sí es nueva la manera en que se está tratando y se está intentando resolver; no sé si resolver es la palabra correcta o sea administrar.
La corrupción desde el punto de vista legal se desglosaba en un conjunto de conductas indebidas, ilícitas e ilegales muy bien tipiicadas en una serie delitos, más o menos doce o trece. Así se sancionaban y tenían sus espejos en la parte administrativa; si estas conductas no eran graves se iban simplemente por la rama administrativa y se sancionaba al servidor público. Pero se entendía además como una situación casi exclusiva de la Administración Pública; como un mal de los servidores públicos.
Hoy en día, para empezar, el nuevo concepto, es que la corrupción es multidimensional y se entiende como una amplia gama de acciones. El SNA busca atacar la parte de prevención, busca distinguir la parte de investigación y también, obviamente, la parte de la sanción. Y ya no es considerada como un problema de servidores públicos. Me parece que aquí hay un enorme acierto en la manera de establecer el marco nor- www. iappuebla. edu. mx 13