Revista Vida Natural Nro 206 - Junio de 2019 | Page 9
Opinión: “La agricultura ha
destruido el planeta y la
cultura humana”
Existe una gran negación cultural sobre la natu-
raleza de la agricultura. La agricultura es lo más
destructivo que las personas han hecho en el pla-
neta. Tenemos que entender qué es la agricultu-
ra. La agricultura es una guerra contra el planeta.
En términos muy brutales, tomas un pedazo de
tierra, limpias todo lo que está vivo en él, y me
refiero [que eliminas] hasta las bacterias, y luego
lo siembras para uso humano.
Después de seguir una dieta vegana durante 20
años la salud de Lierre Keith “colapsó catastrófi-
camente”. Fue este problema de salud lo que la
llevó a investigar sobre cuál era realmente el
motivo para no comer ningún producto de ori-
gen animal. Y llegó a la conclusión de que todo
lo que daba por cierto no tenía sentido, ni a nivel
ecológico ni político.
Es una limpieza biótica. Y esto permite que la po-
blación humana crezca en proporciones gigantes-
cas, porque en lugar de compartir esa tierra con
millones de otras criaturas, solo crecen humanos
en ella. Además del hecho de que has desplaza-
do permanentemente a un inmenso número de
especies –y cuando digo desplazado, realmente
hablamos de extinción–, el otro gran problema
es que estamos destruyendo la capa superior del
suelo.
En El Mito Vegetariano (Capitán Swing), un en-
sayo que está levantando polémica allá donde
se edita, Keith, que actualmente edita la revis-
ta feminista Rain and Thunder, lee la cartilla a
la práctica totalidad de la Humanidad pues, en
resumen, asegura que llevamos cargándonos el
planeta desde hace 10.000 años, cuando inven-
tamos la agricultura. Y dejar de comer animales
no va a hacer más que empeorar el problema,
pues ni es bueno para la salud, ni para el Medio
Ambiente.
No es bueno, siquiera, para el
conjunto de los animales.
Extracto de la Entrevista de MIGUEL AYUSO
a LIERRE KEITH.
En realidad, el discurso de Keith
no es novedoso, y aunque ella
ha logrado atarlo de forma en-
comiable el escenario que pinta
es tan incómodo que preferimos
ignorarlo. Su postura es radical
–por esencial no por extrema–,
pero te hace replantearte mu-
chas cuestiones.
Ella es muy consciente de que
este libro enfada a la gente, pero
también ayuda a las personas
que son veganas y vegetarian-
as que ya saben que la dieta les
está perjudicando, no entienden
por qué no funciona y están muy
confundidos porque su mundo se
está viniendo abajo.
En el libro se plantea un punto
esencial en todo el debate sobre
el veganismo, y es que la vida es
imposible sin la muerte, pero ¿es
posible una muerte sin sufrimien-
to? ¿Es posible comer carne y
preocuparse por el bienestar de
los animales al mismo tiempo?
Siempre enfatizo que la ética
vegetariana no está en cuestión.
Los valores que subyacen al veg-
etarianismo (justicia, compasión,
sostenibilidad) son los únicos va-
lores que nos llevarán al mundo
que necesitamos. Los valores no
son el problema. El problema es
la información que tenemos.
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