Contar historias , a través de la escritura , se ha convertido en un pasatiempo que disfruto mucho . Qué razón tenía mi padre , cuando me decía que basta con iniciar haciendo un par de preguntas a la persona que tienes a un lado , ya sea en la fila del supermercado , con el señor que maneja el taxi o mientras esperas entrar al consultorio del doctor , para empezar a escuchar una anécdota interesante .
Ayer , me tocó conocer la historia de Sara . Ambas nos encontrábamos en el laboratorio de análisis clínicos . Afortunadamente , las dos nos estábamos practicando estudios de rutina y esperábamos nuestro turno para ser atendidas .
Generalmente , soy yo la que inicia las conversaciones , sobre todo , cuando la espera es larga y , por supuesto , también cuando la persona se encuentra con ánimos de platicar . En esta ocasión , fue Sara quien inició con los clásicos comentarios relacionados con el clima , la demora en el servicio y una cosa fue llevando a la otra , como se dice popularmente , hasta que me compartió que estaba embarazada por primera vez , después de trece años de infertilidad .
En ese momento , la plática tomó otro rumbo ; ya no importó el tiempo de espera , ni el papelito que indicaba el turno . Esa larga pausa , antes de entrar a los cubículos del laboratorio , había valido la pena . Después de tanto tiempo , después de haber atravesado por tantos momentos difíciles y habiendo superado la expectativa que tuvo algún día de ser una madre de vientre , para convertirse en la madre de dos hijos de corazón , llegaba a su vida esta hermosa bendición . Su familia estaba completa , de acuerdo con lo que ella suponía , con la adopción de Pablo y de Lucia , sus hijos de seis y de tres años respectivamente . Ahora , de ser cuatro , pasarían a ser cinco habitantes en su casa .
“ No existe una explicación , nada se hizo diferente , mi vida había dejado de ser interesante como lo fue en algún momento ”, comentó Sara entre risas y con un toque de sarcasmo .
“ Si quieres hacer reír a Dios , cuéntale tus planes ”, agregó . “ Pues no hay que reírnos tanto , no vayan a llegar más bendiciones ”, concluimos entre risas nerviosas .
Cuántas veces planeamos “ cosas ” que nunca suceden y suceden otras que nunca planeamos . Al final , Dios tiene la última palabra y un propósito detrás de cada una de ellas .
¿ Quieres hacer reír a Dios ?
ALEJANDRA BARRERA SEGURA
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