Aquella criatura que había emergido de la cueva rodante de ultratumba despedía un aroma semejante al que emiten los cuerpos sin aseo en algo de tiempo (unos meses quizás), aliento a cesto de basura, con un vocabulario florido y apariencia grotesca; resultando ser el amor de aquella humana, creo que ella le llamaba “el braian o brayan”, algo así.
Ocurrió un enredo en mi diminuta cabeza, no sabía si llorar, reír, gritar, consolar al flaquito, o repetir los sonidos de ultratumba que se escapaban de aquella cueva, sufrí un bloqueo mental.
El chico se quedó con lágrimas en los ojos, la chica se adentró a la cueva abrazada de este ser, y yo… pues comencé a meditar en las acciones y gustos de los humanos y cada vez me sorprenden más, estos seres están en abundancia por ahí y por allá, que bien que soy un bicho, así no tendré que emerger de ultratumba ni tener una cueva rodante para conquistar chicas bicho, las más difíciles son las exóticas abejas, son muy dulces, ja, ja, ja, pero si no les agradas, recibes piquete, ja, ja, ja.
A lo que llegué esta vez, en ocasiones se prefiere lo menos, a cambio de lo más y lo ocurrente por lo excelente, este proceso ocurre en la mente del humano y al parecer abunda en el de las humanas hermosas.
POR: BICHO MEX
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