Revista Tarapaca Insitu Nº8 TarapacaINSITU_08 | Page 17
“ESTOY
REDESCUBRIENDO
EL DESIERTO”
Armando Azúa-Bustos en sus
estudios en pleno desierto.
de microorganismos y
microalgas vivas. Esto ocurre
porque, como el cuarzo es
transparente, al pasar la luz, lo
que está debajo puede hacer
fotosíntesis. Además, como
está expuesta a la radiación
solar, el cuarzo se calienta
menos que una roca normal y
puede condensar el agua de
la niebla que ocurre en esos
cerros costeros”.
Una nueva publicación
científica, en el año 2011, siguió
aportando al conocimiento
mundial, gracias a la curiosidad
de estos investigadores
nortinos. “Esta curiosidad tiene
implicancias muy importantes,
ya que en el marco de la
investigación en el planeta
Marte, aprendimos que no hay
que buscar vida en la super-
ficie, sino que debajo de las
rocas. Es decir, si un robot llega
a marte, debe saber tomar
una roca, voltearla y ver lo que
hay debajo de ella, porque por
encima no encontrará nada, tal
como ocurre en el desierto de
Atacama”.
Hay más investigaciones al
respecto, dice, pero de menor
relevancia. “Sin embargo,
con todos estos años de estar
monitoreando la microbiología
del desierto, más o manos
sabíamos lo que hay desde el
punto de vista microbiológico”.
No obstante, otro hallazgo los
sorprendió hace apenas un par
de años: “En los años 2015 y
2017 hubo precipitaciones en
las zonas de híper aridez del
desierto. Tanto, que se forma-
ron algunas lagunas salinas.
Estas lluvias no ocurrían hacía
décadas, y se produjeron justo
en los sectores en que hemos
trabajado y que, por lo mismo,
estábamos monitoreado
constantemente”.
Específicamente en el
sector de Yungay, al sur este
de Antofagasta, que se ha
señalado es el punto más
árido de la Tierra, hicieron otro
descubrimiento científico.
“Después de estas lluvias
ocurrió algo inesperado: la
flora bacteriana existente y
adaptada a la aridez, no pudo
adaptarse a la alta cantidad
de agua y entre el 70 y 80 %
de la flora microbiana normal
desapareció. Imagínate:
¡Cuando todos pensamos que
el agua es vida!”.
Gracias a que lo que
sabíamos, agrega, se pudo
escribir un “paper” muy
interesante, que apareció en
la prestigiosa revista Nature.
En esta publicación se analiza
la posibilidad de que en Marte
pudo haber ocurrido un evento
de este tipo, que terminó con
la vida en el planeta.
En el “paper” se destaca
que “el núcleo hiperárido
del desierto de Atacama, el
más seco y antiguo desierto
en la Tierra, ha sufrido un
número inusualmente alto de
eventos de lluvia durante los
últimos tres años, resultando
en la formación de lagunas
hipersalinas previamente no
registradas, las cuales duraron
varios meses”.
“Nuestros resultados
muestran que la ya baja
biodiversidad microbiana en
regiones en extremo áridas
En una entrevista publicada
hace poco, en el diario La
Segunda,
Armando
Azua-
Bustos, quien nació en la
oficina Pedro de Valdivia y
después vivió su etapa escolar
en Chuquicamata, señala que
cuando se fue a la Universidad
Católica, en Santiago, quiso
estudiar biología, pero acabó
haciendo carrera en agronomía
con mención en enología
“para no morirse de hambre”
como le habían advertido sus
profesores, porque la industria
del vino estaba subiendo como
la espuma en Chile. “Cuando
me fui de Chuquicamata, me
acuerdo que en el avión de la
compañía minera iba mirando
por la ventana y pensando,
‘¿Cuándo voy a volver yo por
acá si no hay nada que hacer?’
Yo no lo sabía, pero ese iba a ser
mi mayor potencial en el futuro.
Y ahora cada vez que puedo,
vuelvo porque hay tanto que
hacer. Yo estoy redescubriendo
el desierto”.
disminuye enormemente
cuando agua es suministrada
rápidamente y en grandes
volúmenes. Concluimos
poniendo nuestros descubri-
mientos en el contexto de la
exploración astrobiológica de
Marte, un planeta hiperárido
que experimentó inundaciones
catastróficas en tiempos
antiguos”.
El cuarzo les deparó otra
sorpresa, en el desierto.
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