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JUANITO Y LOS MITOS DE LA SEXUALIDAD
Juanito era un niño muy curioso que quería ser un detective. Constantemente se
hacía preguntas como estas: ¿Por qué el sol a veces es bueno y a veces quema?
¿Por qué con bloqueador no se quema? ¿Si uno se expone demasiado tiempo al
sol, nos freiremos como papas a la francesa? Su madre, que lo conocía bien,
suspiraba, e iba contestando con paciencia y humor a todas sus preguntas.
Un día, Juanito se enfrentó al enigma más grande de su vida, ¿cómo nacen los
bebés? ¿Cómo es que ellos se meten en la barriguita de sus mamás? Fueron las
preguntas que le hizo a su madre.
Y entonces sucedió algo inexplicable y muy extraño. A su mamá le dio un ataque
de risa, que le impidió obtener los datos que necesitaba para su investigación.
—Pues... Jijijijijiji —decía su madre, por toda respuesta.
—Mamá... ¿Cómo nacen los bebés?, ¿cómo se meten en el estómago de la ma-
má? —insistió Juanito, que nunca abandonaba una pregunta una vez que la ha-
bía formulado.
—Pues... Jajajajaja —repetía su madre, al parecer sin poder evitar la risa.
Viendo que su madre no le respondió, Juanito hizo las mismas preguntas a su
padre y a él también le dio un enorme ataque de risa.
—Papá, ¿cómo nacen los bebés?, y ¿cómo se meten en la barriga de las ma-
más? —quiso saber Juanito.
—Vaya, pues... Jijijijiji, jejejejeje, jajajajaja —se carcajeó su padre, y agregó, —en
el cielo está Dios, él moldea a los bebés, y envía a las cigüeñas para que entre-
gue cada bebe en la casa de los papás según haya hecho su petición si quiere
niño o niña. —Pero esta respuesta no fue convincente para Juanito.
—Este es un misterio demasiado grande para mí —le confesó esa noche Juanito
a su gata Kira, mientras ésta le pegaba pequeños mordisquitos en los dedos. —
Necesito un equipo de colaboradores — Pensó.