Revista SICES - Segunda Edición 2019 Julio 2019 | Page 17

REVISTA SICES de la vida de Jesús. Tal es el caso en: “La negaré temblando y mal-diciendo/ la des-conoceré tres veces” (Bulnes, 1980, 122). Estos versos hacen referencia al libro bíblico de Lucas (22: 54-62), donde Pedro llega a negar tres veces a su maestro, Jesús, el hijo de Dios. Al igual que Pedro, el poeta expresa: “…la des-conoceré tres veces” (122). En los siguientes versos, la palabra será relacionada y semejante a la fig- ura de Cristo. Por medio de la per- sonificación esta pasará por muchas de las experiencias que de Cristo se registran en la Biblia: “La escupiré, la ataré a la columna,/ la vestiré de púrpura-morado,/ la condenaré,/ la desnudaré/ y al fin la crucificaré/ -cla- vada, lanceada en cruz,/ en sudor rojo de Muerte/ vela paloma agonizando…” (Bulnes, 1980, 123). Son versos que remiten al Juicio de Jesús (Lucas 23) y su crucifixión (Mateo 27, Lucas 23). En esta analogía de Cristo con la pal- abra, pasa a señalar la resurrección de Cristo: “…para que me redima/ y se acuerde de mí y me perdone./ Y bajará a los infiernos/ y subirá de entre lo muerto…” (1980, 123). La Palabra es identificada como análoga a la figura de Cristo, y al igual que éste, la palabra llega a ser: “Indivisible unidad de Hijo -Padre-Espíritu” (1980, 124). Por lo tanto, así como Jesús es considerado el hijo de Dios, la palabra llega a ser man- dato de Dios, producto de lo divino, de lo celestial. La palabra también llega a ser defin- ida por Cardona Bulnes como “la Luz” elemento también presente en el libro de Juan 1 donde el profeta tam- bién relaciona a Dios con el verbo, la vida y la luz: “La palabra es su propia prolongación./ La prolongación de la palabra es la voz/ -llave maestra-, y la prolongación de la voz/ es la luz. “Significante”./ 3 “Sea la luz”; y la luz fue (Génesis-1)” (Bulnes, 1980, 125). Esta “Luz”, esta palabra, a la que tam- bién se referencia por medio del Libro de Génesis, es la que el Jonás de Bulnes profetiza a los habitantes de Nínive: De luz. Luz. La luz./ Ah luz de fundición,/ de des-integración,/ de soldadura./ Resistir esa luz, ninivitas/ Es tener ojo, claro, libre, limpio./ Quien no resista podrá saber/ de muertos y de vivos, pero no sabría/ si está con unos o entre unos… (Bulnes, 1980, 132). La palabra llega a ser fundamental en el mensaje del Jonás de Bulnes. La palabra es elemento central en la comunión con los demás, expresión de humanidad, aquello que más llega a caracterizar y dar vida al humano. Es por medio de ella que también se descubre y se conoce la realidad en la que el ser humano se encuentra, es ella quien le manda a predicar. En estas secciones se establece defin- itivamente que la palabra, el arte y el lenguaje son para Cardona Bulnes ele- mentos divinos que representan la fig- ura de su propio Dios. Llega a divinizar la palabra, el lenguaje. Así como el Jonás bíblico es enviado por su Dios a profetizar, el Jonás de Cardona Bulnes es alentado a anunciar su propio men- saje por el lenguaje, por el arte, elemen- tos que llega a personificar y considerar como su Dios. En la sección 23-VI el Jonás del Cardona Bulnes hace constantes ref- erencias a los ninivitas y por medio de alusiones bíblicas les advierte, profetiza el mandato de su Dios, la palabra: “¿Ya estás en tierra? A nacer, pues./ Oh ninivitas, ninivitas,/ no tenéis casa, no vivís en casa./ No vivís./ De caxas, de cajas salís para viajar/ en cajas, trabajar, entrar a éstas,/ estar en caja siempre” (Bulnes, 1980, 133). 11 Por medio de referencias al libro bíblico de Números 22 llega a com- parar a los ninivitas con Balaam, pro- feta de Mesopotamia, quien en su asno viajaba a maldecir al pueblo de Israel en contra de los deseos de Dios. En su camino es enfrentado por un ángel, el cual Balaam no logra percibir a diferencia de su asno que sí lo hace. Cuando el ángel ataca a Balaam su asno lo salva por orden de Dios y es acá que el animal adquiere la facultad de la pal- abra: “Andáis en burra de Balaam,/ y balaames ignoráis/ -te ignoran, ángel – este ángel/ mirado en animal asombro/ con bestial maravilla./ Ah ninivitas,/ rucios pencos ecuestres/ sin distinguir derecha de izquierda,/ montadas bes- tias montadas/ sin diferenciar plenitud de vacío” (Bulnes, 1980, 133). Después de comparar a los ninivitas con Balaam, el Jonás de Cardona pasa a referirse al momento en que Dios, como en la historia bíblica perdona a los ninivitas: Eres vacío, Nínive,/ enorme vacuidad, vacía caja oscura/ que no ha sido destruida,/ vacío cajón denso pleno de vanas cajas,/ vanas, cajas, cajas, que no fuiste destruido./ ¿Por arrepentimiento, Señor? ¿Tuyo?,/ ¿Tú te arrepien- tes?/ ¿Tú?/ ¡Señor!/ ¿Qué si me enojo?/ -Quiero morir (Bulnes, 1980, 133). El Poeta se expresa, como el Jonás bíblico, en desacuerdo con la decisión de Dios de perdonar a Nínive. Al igual hace alusión al ricino, el cual Dios da a Jonás en la historia bíblica para darle sombra y que de la misma manera, destruye para darle una enseñanza: “—/Ay./ Seco mi ricino,/ seco tú, ricino. ¿qué me queda?/ ¿Qué me quedo, herido de sol,/ en el solano, solo, viendo esta caja?” (Bulnes, 1980, 133- 134).