oportuna como la que aglutina diversas perspectivas epistémicas; asimismo,
las clasificaciones por áreas, subáreas o dominios es tan amplia que cabe en
ella todas las posibilidades. Por ende, no hay como despreciar ninguna
tentativa investigativa, basta contar, como menciona Bunge (2004): con un
problema que pueda ser tratado, que esté bien formulado, concebido y
delimitado (pág. 166).
Es ahí, en el problema de investigación, donde se nutren las distintas
posibilidades para que los docentes universitarios, sin excepción, consideren
pasar de docentes a docentes-investigadores, en tal sentido, una propuesta
universal para ello sería que los problemas de aprendizaje inherentes a la
cátedra asignada a cada maestro se conviertan en el principal foco de
investigación.
Los abordajes de dichas problemáticas pueden extenderse desde: el
campo de la didáctica, la metodología y las técnicas de aprendizaje, la
evaluación de saberes y del desempeño, las secuencias de aprendizaje, el uso
de recursos didácticos incluyendo las tecnologías de información y
comunicación, en definitiva, desde cada uno de los componentes del
denominado diamante curricular se pueden ofrecer campos de investigación
cuyo objeto de estudio sea la mejora de los aprendizajes. Por ello, la
investigación educativa le es propicia a todo maestro, sin excepción de su nivel
de formación o de sus habilidades científicas.
Como todo proceso en búsqueda de soluciones, ha de ser necesario
plantearse correctamente los objetivos de investigación, y en el caso de lo
educativo, estos resultan evidentes, más aún cuando las desigualdades
sociales son determinantes en las llamadas fórmulas de acceso, permanencia
y egreso exitoso que hasta ahora no resultan para nada efectivas en cada uno
de los subsistemas de educación incluyendo el terciario. En definitiva, para
Pesántez, Martín, Bojorque (2015): es una visión de igualdad en los diversos
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Editorial
múltiples disciplinas y entonces, la investigación unidisciplinaria es tan