Revista Scientific Volumen 4 / Nº 13 - Agosto-Octubre 2019 | Page 47

Como ellos denominan a los individuos que padecen este problema. De ahí, que en la actualidad una traducción libre de burnout sea la de quemado, cuando realmente lo que se está reflejando es una situación cualitativamente más grave llegando a carbonizarse (págs. 36-37). Estos mismos autores plantean que burnout tal vez pueda ser descrito como el estado mental y físico resultante de los efectos de debilitamiento experimentados por sensaciones negativas prolongadas, relacionadas con el trabajo y el valor que le merece al empleado el “cara a cara” del trabajo y de los compañeros, asimismo, proponen cuatro fases por las cuales pasa todo individuo con burnout: 1. Entusiasmo, caracterizado por elevadas aspiraciones, energía desbordante y carencia de peligro; 2. Estancamiento, que surge tras no cumplirse las expectativas originales, empezando a aparecer la frustración; 3. Frustración, en la que comienzan a surgir problemas emocionales, físicos y conductuales. Esta fase sería el núcleo central del síndrome; y 4. Apatía, que sufre el individuo y que constituye el mecanismo de defensa ante la frustración. En esta misma época, Gillespie (1980), citado por Gil (2005b), intentando resolver la ambigüedad definicional, que según el autor existe, clasifica al burnout según dos tipos claramente diferenciados: “burnout activo, que se caracterizaría por el mantenimiento de una conducta asertiva, y burnout pasivo en el que predominarían los sentimientos de retirada y apatía” (pág. 21). El activo tendría que ver, fundamentalmente, con factores organizacionales o elementos externos a la profesión, mientras que el pasivo se relacionaría con factores internos psicosociales. El autor abre, de esta forma, la posibilidad de la existencia de varias manifestaciones del burnout que, posteriormente, otros autores retomarían para intentar explicar la complejidad del síndrome. 46 Arbitrado esbozando: