logren controlar y dar respuestas a las diversas situaciones que puedan
presentarse en el mercado local, nacional e internacional.
2.2. El modelo de Uppsala
El modelo predice que la empresa incrementará de forma gradual sus
recursos comprometidos en un país concreto a medida que vaya adquiriendo
experiencia de las actividades que se realizan en dicho mercado (Johanson y
Wiedersheim-Paul, 1975a). El desarrollo de la actividad en el exterior tendría
lugar a lo largo de una serie de etapas sucesivas que representarían un grado
cada vez mayor de implicación por parte de la empresa en sus operaciones
internacionales (Rialp, 1999).
Dicha teoría de las fases de desarrollo establece que la empresa,
cuando quiere entrar en un mercado extranjero determinado, pasa por cuatro
etapas diferentes, lo que para los autores constituye la denominada cadena
de establecimiento. En concreto, se definía esta cadena en las siguientes
cuatro etapas: 1ª). Actividades esporádicas o no regulares de exportación; 2ª).
exportaciones a través de representantes independientes; 3ª). Establecimiento
de una sucursal comercial en el país extranjero; 4ª). Establecimiento de
unidades productivas en el país extranjero.
Como se puede observar, cada etapa corresponde a un mayor grado
de implicación internacional de la empresa en ese mercado, tanto en lo que se
refiere a recursos comprometidos como en lo que respecta a la experiencia e
información que tiene la empresa sobre el mercado exterior, y representa un
modo de entrada diferente (Johanson y Wiedersheim-Paul, 1975b).
Sobre la base del planteamiento anterior, es importante considerar que
esta teoría sobre la internacionalización de las empresas se lleva a cabo desde
una perspectiva de procesos, ya que la misma está orientada a revelar la forma
de cómo y cuándo una empresa nacional puede alcanzar un nivel de empresa
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Arbitrado
convertirse en agentes generadoras de cambios en su entorno, y a su vez