realidad existente, por lo tanto, es de vital importancia que asuman un
protagonismo en pro de fomentar un comportamiento preventivo acompañado
de una serie de políticas públicas que vayan en consonancia con mantener un
equilibrio en el ambiente y así evitar cualquier agente contaminante y
destructivo que lo pueda afectar. Es importante que estos controles no se
manifiesten con un rol de tipo altruista, si no, más bien que tengan una
tendencia por parte del Estado, las empresas y la sociedad en general en
proyectar acciones o políticas relacionadas con la Responsabilidad Social
Empresarial (RSE).
En cuanto a esta expresión conocida como RSE, se puede entender
fácilmente su definición de manera concreta por la Comisión de las
Comunidades Europeas (2001), en el Libro Verde el cual la define como: “la
integración voluntaria, por parte de las empresas, de las preocupaciones
sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales y sus relaciones
con sus interlocutores”. (pág. 7). Esta manifestación clásica ha dado lugar a
que otros intelectuales en el área expresen sus opiniones con respecto al tema
de la responsabilidad social empresarial.
Sin embargo, esta filosofía debería ser impulsada mediante la
legislación de los gobiernos a través de las instituciones, para que las mismas
puedan difundir principios, valores y estándares sociales a las empresas para
que se desarrollen dentro de un contexto socialmente responsable, no
solamente porque la sociedad lo demande, sino porque así se conformaría una
plataforma sólida para la estabilidad y sostenibilidad de las empresas. En otras
palabras, es una perspectiva que involucra el bienestar de la sociedad o
comunidad dentro del cual se desarrolla la empresa, produciendo bienes y
servicios de calidad, donde los directivos y trabajadores de las empresas
mantengan un comportamiento ético que vaya de la mano con un manejo
ambiental acorde con su actividad productiva.
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Arbitrado
Es por lo que ninguna organización se encuentra desconectada de esta