paso a una gran depresión progresiva de todo el aparato productivo. Por lo
que es necesario potenciar no solo la industria petrolera, si no desarrollar un
plan integrador que incorpore a un conglomerado de empresas, para dar paso
a un nuevo impulso del parque industrial. Esta crisis progresiva ha venido
tomando mayor fuerza en Venezuela debido a la caída sucesiva del precio del
barril petrolero y de la baja en los niveles de producción durante los últimos
años, esto a pesar de contar con las mayores reservas probadas y certificadas
de todo el mundo.
Partiendo de lo antes expuesto es preciso que en Venezuela se
promueva el desarrollo de nuevas empresas, ya que no es conveniente
depender de solo un sector de la economía como lo es todo el sector
petrolífero, por lo que es preciso que se inicie un proceso de diversificación de
la economía, mediante esfuerzos mancomunados entre el sector público y el
sector privado, eso sin descuidar la participación en los mercados petroleros
actuales.
En este mismo orden de ideas se puede evidenciar que la riqueza
derivada del aprovechamiento de los recursos naturales para mejorar la
economía de una nación, a la larga no es conveniente, ya que puede acarrear
un impacto negativo en el entorno. Sin embargo, Venezuela no se ha querido
desprender del modelo rentista y extractivista de recursos naturales tanto
renovables como no renovables, ya que ha decidido incursionar en la
explotación de los suelos y ríos de una determinada área del país, mediante
un proyecto denominado como Arco Minero. El cual ha despertado la
preocupación de muchos ecologistas, debido a la repercusión ambiental que
tiene la ejecución de este tipo de economía, es evidente que el Estado
promueve este modelo económico que no es viable en su totalidad, debido a
que cuenta con más debilidades que ventajas, es por ello que actualmente se
presenta un contraste entre la bonanza de la renta petrolera, la explotación de
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Arbitrado
que en vez de progresar en materia económica, se está decayendo, dando