precisar que cuando las extensiones de una nación son demasiadas extensas
hacen necesarios algunos acuerdos que garanticen su permanencia.
Con relación al planteamiento anterior, es obvio que Rousseau fue un
serio crítico del sistema de gobierno monárquico por considerar que estaba
basado en la concentración del poder político en un hombre y, por lo tanto, no
representaba al soberano ni a la voluntad popular. De igual forma, no vio con
buenos ojos que el monarca dispusiera de la justicia a su antojo y que una
gran masa poblacional fuera gobernada por la mano de una individualidad.
En ese sentido, esos postulados trajeron graves consecuencias para el
autor del contrato social el cual pasó gran parte de su vida en el anonimato.
Asimismo, Rousseau (1959l), señala: “Los reyes desean ser absolutos, y
desde lejos se les grita que el mejor medio para hacerlo es hacerse amar de
sus pueblos” (pág. 905). Es decir, considero que a los monarcas se les adula
y los mismos aparentan amar al pueblo, pero desgraciadamente se burlarán
siempre de ellas en las cortes.
De la idea planteada, se corrobora el gran espíritu de demócrata y
valentía de Rousseau. El mismo condenó las luchas internas desde el seno de
las monarquías para ostentar el poder político ya que no se consideraban
merecedores de gobernar. La ausencia de un monarca que por motivos de
salud, fallecimiento e incapacidad para ser príncipe no debe dar cabida para
que el trono sea hereditario, sino por el contrario tiene que ser el pueblo que
mediante elección libre elija su sucesor. A la vez, planteo que cualquiera que
esté ligado a la monarquía no puede ser rey ya que esto exige: trabajo,
compromiso, sabiduría y paciencia entre otros aspectos. Elementos estos de
lo que carecían un gran número de monarcas a lo largo de historia.
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pueden traer consecuencias negativas de gobernabilidad. En torno a esto, se