Revista Scientific Volumen 3 / Nº 8 - Mayo-Julio 2018 | Page 12

Las dimensiones de los procesos de sistematización La sistematización de experiencias, según Reyes (2008a): posee cuatro dimensiones. Esta autora plantea que se hace necesario tomar en consideración los momentos que se describen en las, líneas posteriores con la intencionalidad de dar un orden al proceso reflexivo en la metódica de sistematizar los saberes. Afirma que la dimensión ontológica, que aborda los ejes transversales educativos de ser y convivir, con énfasis en la axiología y valores que deberían prevalecer en un(a) educador(a) en los tiempos que corren. Para esta dimensión se tienen en cuenta los hechos culturales, los valores, las subjetividades, las creencias y las emociones, es decir, el sentir juega un papel importante en la sistematización. Esta dimensión se pone de relieve cuando se trabaja junto a los estudiantes con la autobiografía, el propio perfil como docente, la proyección a futuro, y cómo se considera que debe ser el rol profesional. Asimismo, se enfoca en la dimensión metodológica, dado que es a través de herramientas metodológicas, técnicas e instrumentos vinculados a la metodología cualitativa es como se realiza la reconstrucción crítica de los aprendizajes por experiencia. Esto permite fortalecer sus conocimientos metodológicos vinculados al eje transversal educativo del hacer. De igual manera señala a la dimensión epistemológica, donde se ubica la producción de conocimiento, que emerge de la experiencia, a partir del abordaje del eje transversal educativo “conocer”, vinculado a la construcción crítica de nuevas categorías de análisis, partiendo de los contextos y cotidianidades alrededor de la experiencia sistematizada. Y por último y no menos importante hace énfasis en la dimensión 11 Editorial confrontación de ideas, conocimientos y convicciones de unos y otros. Así, se plantea que un docente que pretende reflexionar críticamente sobre su práctica no puede mantenerse al margen de las ideas, los conceptos y las experiencias educativas de otros. En cuanto a lo metodológico, Barnechea y Morgan (2007c): plantean que el rigor proviene, por un lado, de hacer explícitos los sustentos (teóricos o no) de la práctica que se está reflexionando y, por otro, de la capacidad del/la sistematizador/a para mirarla críticamente, comprender lo que sucedió y fundamentar los conocimientos producidos al hacerlo.