En el ámbito mundial, los jardines ornamentales son llevados a la
práctica como estrategias ecológicas, para el embellecimiento de las áreas
verdes, considerándose en respuesta alternativas para minimizar el impacto
ambiental que fomenta la actividad humana tradicional, especialmente sobre
el suelo y el agua. Consiste en una serie de medidas con el fin de obtener un
mejor espacio para la práctica del esparcimiento y la recreación, a la par de
preservar el ambiente. Estas alternativas contemplan el uso propicio de la
tierra, tomando en cuenta su potencialidad para cada tipo de plantas en
particular.
Al respecto Loyo (2013), considera que la “aplicación de métodos
ecológicos disminuye la degradación de los suelos, evadiendo así la acción de
los agentes erosivos, por consiguiente, la siembra de plantas ornamentales de
manera tradicional, fortalecen los aspectos ecológicos, por cuanto permite
crear conciencia conservacionista en quienes practican de este estilo de
cultivo”. (pág. 4). De igual manera, se busca mejorar el uso de los fertilizantes
y el manejo adecuado del agua, bien sea de lluvia o la utilizada para riego; y
se procura el uso de abonos verdes como cultura ecológica, con el fin de darle
un mayor aprovechamiento a los recursos naturales, así como la conservación
de los mismos.
Bajo esta tendencia, Sierra (2012), señala “con la puesta en práctica de
medidas ambientales para la preservación de áreas verdes se han ido creando
modelos de desarrollo independientes, que aseguraran espacios naturales
activos en las comunidades y sus adyacencias” (pág. 98). Esto, ha impulsado
una serie de valores y actitudes necesarias para un cambio hacia
comportamientos más respetuosos con el medio ambiente, se obtendrá un
ambiente equilibrado, se aprovechará la diversificación y protección de las
plantas, conservación de aguas, suelos, y otros.
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Arbitrado
1. Introducción