Contrariamente, se encuentra un extenso desacuerdo sobre cómo debe
evaluarse y medirse el ambiente externo. Algunos teóricos tratan al ambiente
externo como hechos objetivos independientes de las empresas mientras que
otros investigadores consideran que el ambiente externo está determinado por
las percepciones de sus actores. Sin embargo, Bourgeois, (citado por Njoroge
et al., 2016c), concluyó que la cuestión no era si las medidas debían ser
objetivas o perceptivas; más bien, sugirió que tanto las medidas objetivas
como las medidas perceptuales son reales y relevantes para la estrategia de
una organización. Más aun, argumenta que la diferencia en la visión
conceptual entre las medidas objetivas y las medidas perceptuales no parece
ser distintiva. En este contexto, muchos estudios encontraron una fuerte
correlación entre evaluaciones perceptivas y objetivas del medio ambiente.
Tomando en cuenta estos puntos de vista, operacionalizó el ambiente externo
en dos dimensiones: el Ambiente Objetivo, formado por los factores
ambientales externos; y el Ambiente Percibido, constituido por las
percepciones internas que se tienen sobre dichos factores ambientales. A su
vez, el Ambiente Objetivo está formado por el Entorno General y el Entorno de
Trabajo.
Para Krivstov (2014b), el Entorno General lo conforman las condiciones
comunes para el funcionamiento de todas las organizaciones y, por regla
general, no tiene rasgos peculiares en relación con alguna empresa en
particular, sin embargo, el nivel de su influencia en las diferentes empresas
puede ser diferente. El Entorno General lo constituyen los factores políticos,
legales, económicos, tecnológicos, sociales y ambientales.
Por otra parte, el estudio del Entorno de Trabajo de una empresa tiene
como objetivo evaluar aquellos factores ambientales que están en una
interacción más directa con cada organización. Éste se basa en el estudio del
ambiente
de
negocios,
lo
cual
incluye
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proveedores,
compradores,
Artículo Arbitrado
negocios.