América latina como mundo globalizado en su variedad de exponentes
económicos, políticos, educativos, culturales y problemas familiares, diversos
autores emblemáticos sostienen que la educación con todo y sus problemas
viene siendo la solución a estas dificultades; por tanto, urge un aprendizaje
basado en valores, con una formación humanista e instrucción del
pensamiento. Aunado a lo anterior, se ha de considerar hombres con
conciencia, con razonamientos lógicos donde sean idóneos para analizar,
interpretar, construir el conocimiento y resolver los problemas que pertenecen
a su realidad.
Todo pues, con miras a una educación transformadora del siglo XXI.
Entendiendo por transformación no a lo indicado por el Diccionario de la
Lengua Española como: “Acción y efecto de transformar” (pág. s.n.). Sino a lo
que dispone Wikipedia, la enciclopedia libre, es decir “a la acción o
procedimiento mediante el cual algo se modifica, altera o cambia de forma
manteniendo su identidad” (pág. s.n.). De allí que la Transformación Educativa
está orientada por algunas líneas comunes entre las cuales se destaca la
prioridad otorgada a la reforma institucional de los Sistemas Educativos y de
acuerdo con la Gestión de la Transformación Educativa (2013), serían:
La descentralización autonómica de las escuelas, instalación
de sistemas de evaluación de resultados, el impulso de
programas compensatorios focalizados a determinada
población – meta, la modernización de los sistemas de
información para la gestión, los cambios en las modalidades de
financiamiento educativo, la búsqueda de una mayor
participación de los miembros de la comunidad y la
movilización de todos los actores de la sociedad en torno a los
procesos educativos (pág. 66).
Considerando lo antes expuesto, en materia de transformación
educativa, la UNESCO (1970), establece que “dentro de la problemática
planteada de un sistema educacional en América Latina debe realizarse una
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Arbitrado
1. Introducción