por lo tanto padres y maestros representan el mejor ejemplo a seguir, he allí
la gran responsabilidad que se nos ha entregado.
3. Conclusiones
Definitivamente, la palabra del Ser conlleva en su esencia la idea de
transformación social, pues mediante ella se construyen espacios para la
convivencia y la paz, al convertir el silencio en diálogo, la intolerancia en
tolerancia, el mal en bien, los conflictos en espacios para la paz. Diría Freire
(2007): “actitud dialogal” (pág. 113); sin duda, la palabra posibilita, en los
entornos educativos, un clima institucional armónico, donde las relaciones
interpersonales estén sustentadas en los pilares del respeto, la cooperación,
la empatía, la solidaridad, la tolerancia, la creatividad y el conocimiento
profundo del Ser, pues solo así se comprenderá el papel que desempeña en
determinadas condiciones específicas de aprendizaje social y saberes
compartidos, objetivo indiscutible de todo proceso educativo ya sea desde la
escuela o en el seno del hogar.
Es evidente que el diálogo creará el ambiente propicio para la
construcción de conocimientos e ideas valiosas; es además fuente de
vivencias afectivas y un estímulo para que el niño se implique en su
aprendizaje. Desde el ángulo motivacional, el diálogo desde el Ser constituye
una vía para activar la disposición humana hacia la búsqueda y construcción
del conocimiento compartido y de espacios para la paz.
Desde la perspectiva ontológica de realización humana, mediante la
formación en valores para una ciudadanía con acciones en pro de la paz en el
contexto educativo, es importante concertar que el desarrollo del Ser lleva
consigo formar una actitud proactiva, innovadora, de creación al hacer
propuestas y tomar iniciativas para transformar el entorno educativo y social;
también, para aprender a reflexionar y autoevaluarnos como educadores, con
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Arbitrado
sólo es posible de evidenciar a través del comportamiento desde lo personal,