Revista Scientific Volumen 3 / Nº 10 - Noviembre-Enero 2018-2019 | Page 296

Es común observar que existe una desmotivación general de los jóvenes hacia el logro de metas académicas y personales, para esta generación no es sencillo enfrentar el desencanto postmoderno. Sobre ello, Giussani (2008): afirma, “el hombre postmoderno, no le interesa el proyecto histórico de la modernidad, sigue negociando, previendo, atrincherado en sí mismo como si la historia no tuviera finalidad” (pág. 79); Es deber humano mejorar el planeta y su civilización. Aun cuando, se dejó de soñar con un mundo ideal, se puede construir un lugar mejor donde todos puedan convivir en paz. Corresponde a la juventud asumir la gran responsabilidad de construir y reconstruir una sociedad mejor para el futuro, eso solo se logra desde el aporte individual que a posteriori se convierte en el aporte colectivo a la sociedad que le circunda. La filosofía representa una alternativa de índole prioritaria para la construcción del hombre que contribuya desde su mundo a mejorar las relaciones interpersonales en todos los ámbitos de la sociedad, la cultura ciudadana para la paz desde la escuela y la familia constituyen los simientes para la consolidación de ese ser humano comprometido a actuar y tomar decisiones conforme a los valores y principios propios de una sociedad bajo los preceptos de la ética y la moral que necesita la sociedad actual. Para alcanzar formar y educar a estos sujetos comprometidos con la sociedad, la paz, y la convivencia en tolerancia se requiere del trabajo mancomunado de escuela, familia y sociedad por lo que la responsabilidad abraza a un tren de personas que estén dispuestos a trabajar con el corazón y las manos en un sueño casi utópico, debido a que las diferentes situaciones de violencia, intolerancia e indolencia que se viven hoy en día nos deja en evidencia que vamos en sentido contrario al ideal de una cultura ciudadana para la paz y la convivencia en tolerancia y en amor. Por lo que esta labor debe ser intencional y consciente en todo el 295 Arbitrado como argumento existencial al diálogo, la palabra.