Por lo tanto, la herramienta en el ámbito educativo permite desarrollar
estrategias de identificación de todos los indicadores de los actores que están
insertado en el ámbito territorial de la institución educativa, a través del mapeo
social con el fin que los estudiantes y docentes realicen un reconocimiento de
potencialidades y focos de necesidades, debilidades para impulsar estrategias
de intervención educativa y social.
Por otro lado, Andrade (2009a), explica que:
la dimensión educativa de la cartografía social es un trabajo de
sistematización, desde una perspectiva de la interpretación de
los relatos de algunos de los actores vinculados a la
experiencia de la construcción y puesta en práctica de esta
metodología (pág. 15).
Considerando lo planteado por el autor, señala que el planteamiento de
que la cartografía social es en esencia una experiencia educativa parte de que
el objetivo central de la metodología es la construcción colectiva de
conocimiento; que se concreta mediante la construcción colectiva de mapas a
través de la puesta en juego de diferentes tipos de saberes.
De acuerdo con Beillerot (1988), citado por Andrade (2009b): la
cartografía social, se sustenta en la consideración de que los seres humanos
cuentan con unos saberes los cuales “son producidos en un contexto histórico
y social; hacen referencia a culturas, expresan, muestran modos de
socialización y apropiación” (pág. 27).
Por ello, Barragán y Amador (2014b), afirman que:
la cartografía social- pedagógica es una metodología que
permite caracterizar e interpretar la realidad comunitaria-
educativa de un grupo humano, que se fundamenta en la
participación, la reflexión y el compromiso de los agentes
sociales implicados (pág. 89).
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Arbitrado
principales críticas es que el énfasis puesto en reflejar la
multiplicidad y la diferencia puede implicar una mirada
relativista (pág. 205).