El trabajo educativo debe organizarse en función de las necesidades
que involucran a los individuos y en especial a las comunidades, con el
propósito de ofrecerle los mejores aportes para lograr el establecimiento de un
cambio de conducta favorable ante las diferentes retos que le pueda presentar
la vida; para ello, requiere de la aplicación de mecanismos que involucren
alternativas de solución a los conflictos de orden social, educativos,
ambientales, entre otros; partiendo de una organización ciudadana.
Desde esta perspectiva, la educación y los fundamentos que ella debe
aplicar se orientaran en desarrollar, técnicas, métodos y recursos; todos ellos
conjugándose en actividades que accionan la gestión escolar en las
instituciones educativas, abriendo espacios de participación, con el propósito
de relacionarse con el fin último que tiene, como es promover individuos aptos
para vivir socialmente y orientados a los conocimientos. De este modo, surgen
las estrategias educativas que de acuerdo con Sandoval (2008): dice que son
“instrumento curricular para las actividades de enseñanza-aprendizaje
generales. Pueden utilizarse para desarrollar actividades y demás contenidos
de una destreza en específico; así como las estrategias o bien los recursos
que se quieran” (pág. 78).
En ese sentido, Jubero (2008): sostiene que “solo el ser humano es el
responsable de la situación de deterioro que sufre el planeta” (pág. 28), y de
no tomarse medidas contundentes de inmediato, los daños podrían ser
irreversibles y como consecuencia de ello, se tienen los fenómenos climáticos,
para confirmar que se está en un punto de riesgo mayor, atentando con el
futuro de las generaciones de relevo.
Ante esta situación, la cultura conservacionista no surge del solo hecho
de hablar y hacer unos discursos, promesas, publicidad, entre otras
actividades que puedan llegar al conglomerado; sino afianzar los aprendizajes
a través de la acción por medio del ejemplo, actividades solidarias, búsqueda
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Arbitrado
1. Introducción