todos estos estímulos complicarían más la conducta que está por aprenderse
según lo establece, Moles (2000b), para abordar las conductas operativas, que
es la motivación inicial de esta investigación, es importante destacar, los
comportamientos no operativos de los padres, haciendo referencia aquellas
conductas donde ellos manifiestan en sus hijos y que producen un efecto
negativo en el desarrollo socio afectivo de la generación de relevo. Entre los
más comunes destacan:
Irrespetar los sentimientos del niño (por ejemplo, prohibiéndole al niño
que manifiesta su desenfado con una situación que lo molesta, castigarlos si
se irritan); Ignorar las emociones y sentimientos del niño, los padres en su
ignorancia piensan que sus hijos son sistemas cerrados, es decir que no se
alimentan de ese entorno afectivo, afectándolo en un gran porcentaje a los
padres que no entienden que sus hijos son diversas individualidades.
Ahora bien, un padre responsable valora los sentimientos de sus hijos,
busca las herramientas idóneas, para resolver el mundo afectivo que se
encuentran, sin embargo a veces comente errores en plantear soluciones
emocionales alternativas, y piensan que puede controlar y manejar sus
emociones inadecuadas, (por ejemplo, pegándoles) que viene hacer la otra
cara de la moneda, de igual forma la existencia de tolerancia exagerada, los
padres que por principios le permiten todo a sus hijos, pierden la ocasión de
enseñarle estrategias conductuales para manejar asertivamente sus
emociones.
Por consiguiente, los padres deben aprender a valorar las emociones
de sus hijos. Partiendo de sus individualidades como un mundo único que
puede ser enriquecido con un verdadero amor y respecto, direccionando una
existencia sana y feliz. Es relevante destacar que los padres con principios y
prejuicios muy rígidos ante la vida no toleran que sus hijos manifiesten ninguna
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Arbitrado
ejercer el sistema nervioso central como centro de la voluntad del hombre,