Johana Carolina Peña Lozada. Formación Permanente de los Docentes como Referente de la Calidad Educativa.
Revista Scientific - Artículo Arbitrado - Registro nº: 295-14548 - pp. BA2016000002 - Vol. 2, Nº 5 - Agosto-Octubre 2017 - pág. 125/139
ISSN: 2542-2987 - ISNI: 0000 0004 6045 0361
conductas que van enfocadas al ser, que te hacen tratar a los demás con
humanidad. A decir de Villalpando, (1992) “Los pensadores humanistas fueron
entonces intérpretes de nuevas aspiraciones humanas impulsados por la
decadencia de la filosofía escolástica, cuyo centro de gravedad era la vida
religiosa y la inmortalidad ultraterrena” (pág. 23).
En otras palabras, el humanismo vino a suplantar esa visión del mundo
con la reflexión ideológica cuantiosa en productos racionales, en la que
prevalecía la idea del hombre como ser humano, genuino y completo. Desde
esta postura, es que a partir del Renacimiento se instituye “un nuevo
pensamiento pedagógico: ideas y doctrinas de elevado sentido humanista
definen desde este período el carácter y el valor de la educación, que adquiere
de ese modo las cualidades de autonomía, materialismo e integridad”.
Desde, estas premisas y en ese momento histórico, se perfila la
necesidad de redimensionar la pedagogía, con un tinte liberador que tomará
en cuenta todas las dimensiones del educando, ennobleciendo a la educación
como medio para señalarla y ennoblecer a los hombres, para formarlo mejor,
librarlo de prejuicios sociales y de falsos orgullos, hacer del educando un ser
reflexivo, humanamente formado.
De acuerdo con la teoría humanista, según Carrillo, (ob.cit.) “los
estudiantes son entes individuales, únicos, desiguales de los demás; personas
con decisión, necesidades personales de crecer, con potencialidad para
desplegar actividades y para solucionar problemas creativamente” (pág. 72).
Es decir, en su concepción humanista, los estudiantes no son seres que sólo
notifican cognitivamente sino personas con cariños, intereses y valores
particulares, a quienes debe considerarse seres íntegros y totales.
Desde esta óptica, se asume para el presente artículo que la visión
participativa en el proceso de la formación permanente del docente para lograr
la calidad educativa está ligada a la filosofía y ética del educador, que
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