Revista Scientific Volumen 2 / Nº 4 - Mayo-Julio 2017 | Page 252

educador, según sea el panorama al que se enfrenta, debe asegurarse y reconceptualizarse; tal como plantea Martínez B (2001) “el compromiso radical de la escuela con la educación del ser humano no puede eludir su posición crítica con las políticas de injusticia y desigualdad. Estas deben seguir siendo una cuestión básica en todo educador”. (pág. 95). En este sentido la educación debe seguir siendo en esencia una liberación para el ser humano, que lo emancipe de sus albedríos, que le permita concebirse a sí mismo. Desde este punto de vista, el docente, como agente principal del proceso educativo, de cambio, debe definir un permanente y profundo nivel de compromiso con su praxis pedagógica, a fin de poder responder a la demanda social, y en consecuencia a la formación íntegra de una cultura social. Siendo así, el compromiso docente implica una toma de conciencia hacia una acción pedagógica centrada en la formación. Al respecto Cortés (2004) confirma lo anterior al referir que “La mayor necesidad del mundo es la de hombres que no se vendan ni se compren; hombres que sean sinceros y honrados en lo más infinito de sus almas”. (pág. 54). El docente que pone el corazón en lo que hace nunca fracasará. Será el ductor apropiado para llevar la sabia del saber para transformar a los que ha de educar. 3.2. Compromiso Ético del Docente de Hoy – El Docente deseado El docente de este siglo debe poseer conocimientos académicos, pedagógicos y capacidades que le permitan brindar aprendizajes significativos a sus discípulos. Demostrando ser además un sujeto competente, agente de cambio, que domina contenidos cónsonos con los avances tecnológicos, que responde activamente ante el diálogo para lograr así la vinculación teórico- práctica. 251 Artículo Arbitrado Dadas estas circunstancias, el compromiso social de la educación y del