exigencia actual que compromete a todos aquellos implicados en las tareas
educativas y a todos los ámbitos, facetas y componentes del proceso de
formación de los futuros profesionales. En el país, esa búsqueda se manifiesta
en la voluntad de un perfeccionamiento continuo de la enseñanza universitaria.
En relación a lo antes dicho, la evaluación educativa y en particular, la del
aprendizaje de los estudiantes, constituye un contexto un tema de singular
interés, por su importancia, complejidad y por la vigencia de numerosos
problemas pendientes de solución.
Al respecto, Martínez y Martínez (2003: 242) mencionan que el
resultado suele ser la creación de una circularidad en que se enseña y se
estudia para los exámenes, convirtiéndose la evaluación en la dueña de la
enseñanza y el aprendizaje, en vez de ser un instrumento que impulse a
aprender y enseñar mejor. Hablar de evaluación es un tema complejo que
implica hacer una revisión del proceso de aprendizaje y como se ha aplicado
en la realidad dicho concepto, principalmente en las instituciones
universitarias, donde por lo general los profesores conocen como evaluación
la calificación o nota que pueden asignar a sus alumnos para verificar los
aprendizajes logrados. Los estudiantes por su parte, relacionan la evaluación
con presentar un examen, pasar una materia y obtener una calificación; todo
esto va acompañado de sentimientos negativos hacia al proceso de
evaluación.
Con
respecto
a
lo
mencionado
anteriormente,
los
docentes
Venezolanos deberían estar en condiciones, no solo de elegir, sino de generar
alternativas de evaluación dentro de un enfoque del proceso educativo. Por
estas razones, es posible trasformar la evaluación en una herramienta de
conocimiento para los profesores y alumnos; aquí surge la necesidad de que
el docente sea responsable de su elaboración didáctica, debe ser a su vez
libre de diseñar y administrar su función, más que la de servir de control,
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Arbitrado
La búsqueda de la excelencia en la Educación Universitaria es una