Debido a esto es preciso que se
deba establecer un limpio y amplio diálogo
para poder mantener un equilibrio en la
relación. Esta conexión producirá que se
logre conocer las inquietudes y vivencias de
cada uno, todo esto debe ser respetado en
ambas partes. El mantenerse comunicados
será fundamental para así poder conocer sus
anhelos, propósitos y objetivos en la vida.
Recordemos que nunca la violencia verbal o
física será la mejor herramienta para resolver desajustes, no sólo en la relación, sino
también en las personas que forman parte de
ese entorno familiar.
Los conflictos dan como resultado una vida sin
calidad para los hijos, quienes posiblemente
vivirán cuando sean adultos problemas de
comportamiento y dificultad para realizarse
en su vida de pareja. Después de la etapa del
enamoramiento, que es la más sublime, viene
la verdadera realidad. En el enamoramiento
se alberga la emoción, sexo, pasión, pero
un problema de pareja. Actualmente, algunas
formas de vivir debilitan el lazo familiar, el
cuidado de los hijos, las responsabilidades
en el trabajo, situaciones económicas. La
alienación actual, rompe la comunicación,
produciéndose inconscientemente una
barrera que a la larga terminará apagando el
vínculo que se ha establecido.
Todos estos hechos producen incontables cuando esto pasa, nos encontramos cara a
cara con la verdad. Es ahí cuando viene la otra
etapa, donde todo eso empieza a mermar.
Entonces, nos queda lo esencial y esto
implica hacernos la vida más agradable con
los elementos más importantes de cada uno.
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