Esta relación de luz, viento, montaña y memoria hacen de Yosemite, una exposición
mesurada de la vida. Nada raro sucede pero todo nos parece increíble, porque, sin lugar a
dudas, hemos perdido parte de esta integración con el ambiente. El confort de la civilización
ha creado una distancia entre los humanos y sus orígenes. En ese sentido, los parques
naturales y las reservas ecológicas se convierten en una referencia obligatoria para nuestra
vida. Todo caminante del planeta debe ir -por lo menos una vez en su vida- para concebirse
como parte de la naturaleza; porque al caer la noche es posible que -sin buscarlo- pueda ver
la Vía Láctea. Entonces, con esta percepción comprenda que uno es parte de este universo
que está en movimiento y que tiene una expresión más en el Parque de Yosemite.
Fotografias: Andrea Torselli
Texto: Armando Rivera
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