Fue declarado Patrimonio Mundial de la
Humanidad en 1984.
En este lugar, todo visitante puede apreciar que la
naturaleza existe, solamente está y es expuesta en
su movimiento. Este espacio crea una armonía con
sus elementos y el tercer observador -nosotros-
admira las maravillas de la vida.
El parque tiene un área de más 3000 km2, está
ubicado en el Estado de California y se extiende a
través de la cadena montañosa de la Sierra Nevada.
Tiene una biodiversidad compleja porque posee
elevaciones que van desde de 600 hasta 4000
metros sobre el nivel del mar. Esta área geográfica
tiene condiciones únicas en el planeta; por eso sus
cascadas son el remanente sonoro de los picos
deshelados que descienden por los valles. Además,
por sus acantilados de granito hay saltos de agua que
dan de beber a los ríos cristalinos y los bosques de
secuoyas gigantes crean una diversidad biológica
inigualable. Conserva -a pesar de las cercanías de
la civilización occidental- zonas salvajes, donde la
vida silvestre guarda su equilibrio.
La luz -en el Mirador del Túnel- amanece con esa
cadencia de lo hermoso. Lentamente la claridad
del sol va tallando las rocas. Los vientos suaves
complementan el paisaje y el visitante ve la
profundidad del horizonte como una parte de sí
mismo. El valle se hace parte de uno y basta con
estirar el brazo para poder tocar la luz, la cual
termina de conversar con las rocas hasta darles su
textura.
SAPO CULTURA
Andrea Torselli
atorselliphotography
www.revistasapo.com
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