Un factor muy importante para la
limpieza de estas aguas son las orillas,
dominio indiscutido de los manglares
que ayudan a purificar el agua. Estos
árboles hacen de las playas, un tesoro
poco común y crean un efecto visual
como si la laguna estuviera siendo
tragada por la selva. En algunos
sectores, uno se topa primero con
una densa vegetación antes de poder
pisar tierra firme. Son los árboles de
MÉXICO
mangle, mezclados con bosques de
palmeras de un verde intenso que
parecen no terminar. Ellos crean
intrincados canales navegables que
en unos kilómetros de distancia se
comunican con el Mar Caribe.
Estos pasadizos fueron ocupados
durante décadas por piratas que
convirtieron a Bacalar en su escondite
perfecto. Por eso el edificio más
grande del pueblo es el Fuerte San
Felipe, una construcción española
del siglo XVIII que todavía tiene
sus cañones originales apuntando
hacia el estrecho y bajo canal que
marca la entrada a la laguna . Esta
herencia pirata se puede observar
de forma muy activa en la ciudad.
Restaurantes, bares, hoteles y hasta
lavanderías llevan la palabra pirata
en sus nombres.
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